Buen día apreciado lector:
Uno de los grandes y positivos servidores públicos del país, que acaso por falta de audacia, aunque seguramente por su nobleza y otra circunstancia, no concretó las oportunidad de gobernar el estado de Veracruz, fue el coatepecano don Dionisio Pérez Jácome.
De haberlo hecho, no hay duda que habría servido con pasión, eficiencia y honestidad, virtud que casi no se ve en los políticos protagonistas de este tiempo.
El pasado jueves 22 por la noche, en el Museo de Antropología de esta capital, don Dionisio -que fue Subsecretario de Comercio y personaje importantísimo en el desarrollo del país- presentó su libro «Memorias Políticas».
A sus 82 años de edad, lúcido y fuerte, entre las cosas más significativas que dijo, confesó:

LA ILUSIÓN DE LA CANDIDATURA.
«Aspiré varias veces, tal vez sin los méritos suficientes, a regresar a Veracruz con el deber atribuido de atender los problemas fundamentales de su población, desde ese privilegiado despacho del segundo piso del edificio que se ubica frente al Parque Juárez y a la Plaza Lerdo».
«Esos momentos -comentó- los relato conforme a las impresiones que de los mismos me formé, pero intento ser realista reconociendo que mi aspiración estuvo muy lejos de cristalizar como hubiese querido».
Ante un selecto auditorio compuesto por parte de la familia que integran su esposa la escritora Gloria Frisccione y sus hijos Jorge, Dionisio, Gloria Eugenia, Alberto y Lorena, en los que se apoyó «para confirmar la veracidad de sus recuerdos», dijo que en su libro describe tres momentos especiales en que vivió «la ilusión de la candidatura».
Una de ellas, «la vez que un frustrado candidato a la Presidencia de la República» le confesó que no había respaldado su eventual destino al gobierno de Veracruz, «porque en su ánimo me tenía reservada una cartera en su próximo gabinete».
«Entre paréntesis» detalló que esa cartera ni era la Contraloría General, la secretaría de estado que más hubiese ambicionado aunque fuese la que en el ánimo del candidato pensaba conferirle.
«No supe en ese momento moverme, con la habilidad indispensable para plantear las cosas a un nivel real y fortalecer mis aspiraciones en un momento en que el poder para entonces caracterizaba plenamente las circunstancias sucesorias en el estado de Veracruz».
Esto último lo reveló con una clara expresión de algo así como la mezcla del coraje, la frustración o molestia de lo que pudo haber sido y que al momento le provocó el recuerdo.
Por cierto, ese «frustrado candidato» que perdió la elección presidencial ante Vicente Fox Quesada fue Francisco Labastida Ochoa, confiaría a este reportero al final de la ceremonia.
No se necesita más visión del por qué no llegó, habiendo estado entre los prospectos con gran viabilidad, sabiendo que en esos tiempos en Veracruz todavía sonaba la revolucionaria frase del tronar de los chicharrones del poderoso alemanismo.
Pues en 1980 ni su enorme cercanía por jugar el dominó con el Presidente José López Portillo, ni la eventual victoria de Labastida quizás se lo habrían permitido, considerando que «Doña Paquita Acosta» sería el Mejoral que le dio la candidatura a Don Agustín Acosta Lagunes y en 1998, la indudable influencia política del hijo del Expresidente, don Miguel Alemán Velasco.
Sin embargo, don Dionisio Pérez Jácome jugó un valioso papel como servidor público federal, junto con el michoacano Enrique Díaz Ballesteros promotor e impulsor de la Comisión Nacional de Subsistencias Populares, Conasupo, lo que se evidencia en esta narración.
El libro «Memorias Políticas» fue comentado allí por Ignacio González Rebolledo, Fabio Zilly Viveros, Fernando García Barna González y la Rectora de la UV, Sara Ladrón de Guevara. La presentación de los actores la hizo Alberto Pérez-Jácome Frisccione.
También asistieron coetáneos, contemporáneos, amigos, gente del ámbito cultural y uno que otro periodista.
Tenga el lector una semana de paz y armonía en su hogar, en su trabajo y en todo su ámbito de vida.
gustavocadenamathey@nullhotmail.com