Los operarios de la mina de diamantes de Cullinan, en Sudáfrica, encontraron la piedra preciosa que contenía el mineral enterrada a menos de un kilómetro de profundidad de la superficie.
El dato no es menor. Es que el elemento en cuestión, perovskita de silicato de calcio (CaSi03), sólo se halla a más de 650 kilómetros de profundidad, porque más cerca de la superficie se vuelve inestable. Nunca había sido visto sobre la corteza terrestre.
La noticia apareció en la revista Nature. Uno de los geoquímicos responsables, Graham Pearson, dijo que “nadie ha logrado mantener este mineral estable en la superficie de la Tierra”, y que “la única forma posible de preservarlo en la superficie es cuando está atrapado en un contenedor inflexible”. Como un diamante.
En un proceso de millones de años, se cree que el diamante se formó a 700 kilómetros de la superficie alrededor de una pequeñísima parte de ese mineral, que tiene apenas 0.031 milímetros de ancho.
Esa parte del planeta tiene una presión 240 mil veces más grande que la presión atmosférica a nivel del mar. Allí se formó la piedra preciosa, que luego ascendió hasta ser hallada en Sudáfrica.
El CaSi03 es un mineral cuya existencia era una hipótesis hasta este hallazgo. Para Pearson, “ la inclusión de perovskita en este diamante en particular indica el reciclaje de la corteza oceánica en el manto inferior de la Tierra” y “proporciona una prueba fundamental de lo que ocurre con el destino de las placas oceánicas a medida que descienden a las profundidades del planeta”.