El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, pidió hoy aquí a la comunidad internacional que imponga sanciones más severas al gobierno de Venezuela “para poner fin a la opresión” en ese país sudamericano.
La presión internacional a Venezuela “ha sido lenta pero cobra fuerza, aseguró el diplomático uruguayo, quien recibió en esta capital el octavo Premio de la Libertad de la Fundación de Análisis y Estudios Sociales (FAES), de manos de su presidente, José María Aznar.
El galardón le fue concedido a Almagro por su defensa de los valores democráticos en América Latina y la defensa de la libertad, así como por su apoyo a las formaciones políticas democráticas en Venezuela.
En el evento, realizado en Casa de América, el dirigente del organismo interamericano expuso que la comunidad internacional debe valerse de todo recurso disponible para actuar contra el régimen de Nicolás Maduro.
“Las sanciones son la mejor herramienta diplomática que podemos tener. Y por ello hago un llamamiento a los Estados para que impongan sanciones más duras y de mayor alcance contra este régimen”, puntualizó.
Recalcó que “las sanciones no perjudicarán al pueblo venezolano, sino los bolsillos de aquellos que están sustrayendo lo poco que queda de los recursos del país”, y consideró que tienen que ir dirigidas a los familiares de los dirigentes de Venezuela.
“Es necesario imponer sanciones económicas más severas para cortar el flujo de efectivo que se utiliza para financiar la continua represión a la que está sujeto el pueblo venezolano”, manifestó.
“No hay peor sanción para el pueblo venezolano que seis años más de represión y dictadura, de hambre, enfermedad y privación de sus derechos humanos: esto es lo único que provocaría la reelección de Maduro”, aseveró el líder de la OEA.
Destacó que “Venezuela se ha convertido en un Estado fallido y es una amenaza para la paz y la seguridad internacionales”, por lo que la OEA trata de resolver esta crisis, incluso ante una posible acusación de delitos de lesa humanidad.
“Hay evidencias de un patrón sistemático y generalizado de encarcelamientos y desapariciones forzadas, tortura y asesinato, orquestados todos por el gobierno venezolano. Hay persecución sistemática y enjuiciamiento de la oposición o de cualquier voz disidente”, denunció Almagro.
Por su parte, Aznar sostuvo que ya no se puede hablar de una deriva autoritaria en Venezuela, sino que hace tiempo que ese país se instaló “en la arbitrariedad, la violación sistemática de los derechos fundamentales, la coacción y la supresión de cualquier residuo de democracia”.
El exmandatario español (1996-2004) recalcó que estudios recientes hablan de que más del 61 por ciento de la población venezolana vive en condiciones de extrema pobreza y esa cifra aumenta cada día, además de que es una sociedad rota por la pobreza y el exilio.
“La cuestión venezolana evidencia cómo una democracia consolidada muta primero en un régimen de carácter populista, de esos que ahora parecen tener cierta aceptación y, por último, se convierte directamente en un régimen autocrático”, expresó.
Refirió que el pueblo venezolano “ha sido víctima de un asalto por parte del nacionalismo y el populismo”, de un “expolio en toda regla de sus derechos y libertades, de su mejor tradición política e institucional, de su riqueza nacional”.
Aznar agregó que la situación venezolana “debería ser uno de los puntos centrales que identifiquen la política exterior del gobierno de España, apoyada en el consenso más amplio entre las fuerzas políticas democráticas”.