«Por ejemplo, si AMLO le hace caso a parte de su equipo que le dice que ya ganó, y empieza a actuar con desparpajo, como el triunfador de la elección, crecen las posibilidades de que repita el patrón de comportamiento de 2006 y eventualmente ahuyente votantes. Si Meade acepta lo que públicamente argumenta su equipo, y cree que va subiendo como la espuma. entonces ya está fuera de la competencia. Si Anaya ignora la caída que ha tenido, tras el prometedor nivel que llegó a tener en febrero, también se va a desfondar». Lo escribe Enrique Quintana en «El Financiero».