*De Kamalucas: “Una amistad que resista a la campaña electoral, resistirá todo en esta vida”. Camelot.

PEPE YUNES Y MEADE

Mónica Mendoza, eficiente jefa de prensa de Pepe Yunes Zorrilla, gira invitaciones a nombre del par de candidatos priístas, para la reunión en Veracruz este domingo en el WTC. Se juntan los dos amigos, los dos compañeros de estudios, los dos economistas, los dos que antes de aceptar las candidaturas se persignaron y se encomendaron a todos los santos electorales, porque el bajo índice de popularidad del presidente, los ha dejado navegando sin vela, pero ellos dicen que con muchas esperanzas, así con rumbo. Van con firmeza, aseguran, a remontar el marcador, a luchar duro para lograr, uno, la presidencia del país, el otro, la gubernatura de Veracruz. Pepe Meade llega a las 9:30 en vuelo comercial, como acostumbra, al aeropuerto Jara, de ahí se va a Cardel a un evento con campesinos y, como a las 12:30 al WTC para reunirse con la clase política y los que se cuelen. Bienvenido Pepe Meade. Veracruz tiene un millón de votos y es un buen campo de batalla.

LA ETERNA CASETA DE FORTIN

Hace 27 años, mas o menos, cuando la modernidad llegó a estas tierras convertidas en autopistas, en el tiempo de Carlos Salinas de Gortari, que las dejó rechinando de limpias y gobiernos subsecuentes, priistas y panistas, las descuidaron hasta tenerlas como están hoy, muy deterioradas y jodidas, se incluyen a Peña Nieto y su secretario consentido, el rey del socavón, Gerardo Ruiz Estranza, perdón, Esparza. Salinas le legó a la patria 5 mil kilómetros de bellas y nuevas autopistas, todo un record en aquella época. Dante Delgado Rannauro, el abuelo adoptivo del niño Colosio, era el gobernador interino del cuatrienio. Ahí el presidente placeaba a Patricio Chirinos Calero, jefe de Yunes Linares, quien, donde puede pondera su eficacia y honestidad como gobernador. Nadie en aquel tiempo pensó el gran daño a la economía que generaba el sitio donde fue instalada la caseta de Fortín, casi en una franja de Gaza, entre la frontera de Orizaba y Córdoba. Aumentó el boleto del pasaje a la gente que cruza por trabajar en ambas ciudades. Los residentes pujaban por el precio, ahora está en 29 pesos, y comenzó un viacrucis para que se retirara esa caseta maldita. Pero el planteamiento estuvo mal hecho. No era pedir el retiro, era pedir la reubicación a unos kilómetros adelante, para que la zona Orizaba-Córdoba estuviera limpia de esa cuota. Políticos picudos llegaban y nadie les hacía caso, a ese sitio acompañé un par de veces a los senadores Fidel Herrera Beltrán y Juan Bueno Torio, ambos de diferentes partidos. Nadie les hacía caso. Era lógico, la caseta genera millones y millones de pesos, deben circular unas 40 mil unidades diarias, aparte que en temporada de vacaciones eso es terrible. La mala planeación de ellas las tiene así. Los funcionarios, lo mismo panistas que priístas, no vieron mas allá de sus narices. La de Fortín debe tener unas 12 casetas de cobro y solo tiene la mitad. Las colas son eternas. Ahora mismo que escribo estas líneas, me entero que un familiar venia ayer de Veracruz y en el tramo del tapón de Cuitláhuac, estuvieron detenidos dos horas. Para maldecirlos a estos inútiles.

LA DE CHAHIN HUGO

Toco el tema de la caseta, porque Hugo Chahín Maluly, que ha tomado la estafeta del PAN/PRD Y MC de Dante, ayer arrancó su campaña para diputado federal por el Distrito XV de Orizaba, dijo con acento árabe, apoyado por la RAU (República Árabe Unida), donde se incluyen a todos los Yunes: Padre, hijo y espíritu santo, que luchará para que esa caseta sea retirada, o reubicada adelante para no dañar el paso entre las dos ciudades del centro del estado. El Distrito XV comprende 10 municipios. Dice Hugo, que si pudo instalar el Teleférico en Orizaba, el mejor lugar para turistas en vacaciones, seguro le hace manita de puerco a los nuevos dirigentes de SCT y Capufe, ojalá y tenga buena química con el Ruso Andrelovicht, porque no hay encuesta que no lo ponga ya en el asiento de Los Pinos, perdón, Los Pinos no, esos se convierten en museos del terror, y yo me pregunto qué harán con las estatuas de los presidentes, si es que le cambia giro el tabasqueño. Y la otra, aquella diosa azteca que, cuando López Portillo iba a sus informes, primero se desayunaba y luego le frotaba la panza, para darle suerte en momentos que el país se le deshacía de las manos, y muy socarrón soltó aquella frase de asombro: “Soy el responsable del timón, pero no de la tormenta”.

O sea, que como buen capitán de velero, le sacaba al parche.

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