Los jaloneos tanto por las candidaturas uninominales como plurinominales en el PRI, son más ríspidas que en cualquier otro partido… en el PAN, hay como un dejo de institucionalidad o disciplina; en el PRD, a lo mejor desde que son parte del Gobierno, como que los ajetreos pasaron a otro plano; en Morena, pues si no son ciudadanos, es una cuestión de suerte a través de la famosa tómbola, pero en el PRI, las candidaturas son algo muy serio.

Recientemente nos lo dejaron en claro Marco Antonio del Ángel Arroyo, Víctor García Trujeque y hasta la joven Carla Enríquez, cada quien desde su perspectiva, razones y querencias.

¿Y cuáles por lo regular son las repercusiones cuando dentro del PRI hay malestar por el “reparto” de candidaturas, sean uni o pluri?

Cuando no se les concede la gracia de ser candidatos, hay quienes amenazan con renunciar al partido y en muchas ocasiones eran cobijados por otro, que por lo regular, era un satélite del PRI como en su momento actuó el PRV y donde muchos cristalizaron su sueño, como Oscar Cruz Alexander, por citar un caso. Otro partido que tuvo la misma función, fue el que dirigió Alfredo Tress: el AVE, donde el mismo Gallo Bolo, hectorista de toda la vida y priísta de hueso colorado, acabó siendo su candidato a la alcaldía de Juchique y a la vez de la diputación local.

Hay quienes igual abandonaron el partido y buscaron cobijo en otros que no eran precisamente satélites del PRI, al contrario: ¡antagónicos! como es el PAN. El caso local del que se tiene memoria es el de José Luis Santiago López, quien tras no obtener la candidatura a la alcaldía de Xalapa, se fue a apoyar al candidato a la gubernatura del blanquiazul en ese entonces, Gerardo Buganza Salmerón… cosas de la vida política… al tiempo, Santiago López apoyaría a Héctor Yunes y Gerardo Buganza sería candidato pluri por una curul del Verde, partido apegado al PRI.

Por cierto, habría que saber si es en calidad de ex priísta que José Luis Santiago López pida la renuncia de Américo Zúñiga como presidente del PRI o simplemente ejerce su derecho a la libertad de expresión, o ambas cosas.

Al final, de un modo u otro, Américo Zúñiga es el receptor de las reacciones, aspiraciones, ambiciones o como quiera llamarlas, de quienes “se sienten dignas, como cuando eran muchachas (parafraseando a Alberto Cortez) y los cornudos regatean las medidas de sus astas”, y es seguro que la decisión de los nombres y orden de los plurinominales, por citar el caso más reciente, no es un atributo totalitario en el presidente del PRI, cuando de todos es sabido que a estas alturas de las elecciones, si hay alguien que manda, al menos en los partidos más fuertes, es su candidato.

Quien quiera achacarle a Américo lo que ocurre dentro del partido, es la manera más sencilla de armarse de valor porque saben que no tienen cara para decírselo personalmente a Pepe Yunes.

II

Personas allegadas al Maestro Abraham Oceransky, cuentan que anda muy decaído tras el fallecimiento de su amigo Sergio Pitol. Bueno, no es lo único. Para un espíritu como el del Maestro Oceransky, el que lo acusen de “ladrón” pega y mucho, todo, porque hace años, el gobernador Fidel Herrera Beltrán le cedió un espacio en la calle de Ignacio de la Llave 105 para montar el teatro La Libertad y hoy, el Instituto de Pensiones del Estado le pide el inmueble, mismo que ha de entregar pasadas las elecciones. Curioso, porque de acuerdo a las palabras del Maestro, mientras acá el IPE lo cataloga de “ladrón”, hace como un mes, en la Ciudad de México, el Consejo Directivo del Teatro El Milagro le rindió homenaje a quien en 2013 recibió la Medalla Bellas Artes, máxima distinción que otorga el país… y por si eso fuera poco, en 2012, el padre de “Conejo Blanco” obtuvo el premio Pilar de Teatro, entregado por el Instituto de Teatro de la Unesco. Y digo “curioso” porque cuando tenemos en Xalapa a una de las máximas figuras del Teatro en México, en lugar de reconocerle su labor cultural, se le ofende. A manera de recordatorio, hace dos años, el cabildo ateniense le rindió un homenaje al Maestro por su trayectoria.

Por cierto, hablando de homenajes, a manera post mortem, el ayuntamiento de Xalapa ha de cambiar el nombre del Centro Cultural IMAC por el de Sergio Pitol Deméneghi… ojalá ello reanime al padre de “Conejo Blanco”.

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