Buscando el bien de nuestros semejantes, encontramos el nuestro. (Platón)
Buen día apreciado lector:
En tiempos tan complicados donde el divisionismo político y la lucha por el poder que casi arrastra como torbellino y confunde hasta a las propias familias son parte de lo cotidiano en la capital veracruzana, no dejó de causar grata sorpresa la publicación de un desplegado a media plana en el Diario de Xalapa del mièrcoles, donde el gobernador Miguel Angel Yunes Linares expresa sus «más sentidas condolencias a los familiares de mi querida amiga Martha Meza Sánchez…», a la que agrega «destacada periodista. Lamentamos su partida».
En lo particular da gusto porque el gobierno del cambio no había dado públicamente buenas señales en su trato con la prensa y también porque un personaje de larga trayectoria como Miguel, empezó su carrera política, casi a la par de muchos reporteros que a la larga se distinguieron positivamente en su labor de comunicación profesional y al mismo tiempo de orientación a la sociedad, como lo hizo Martha Meza en el periodismo veracruzano.
Esta condolencia del gobernante me hizo recordar lo escrito sobre la amistad por Aristóteles, el discípulo más brillante de Platón en aquellos tiempos antes de Cristo.
Nativo del pueblo de Estagira, acaso como Macondo, o Soledad, ¿no?, o Lerdo o Acayucan, o Misantla, vaya, en Ética a Nicómaco, publicado ahora por Ediciones Folio, el filosofo de la antigua Grecia dejó escrito que «la amistad es en efecto, una virtud, o va acompañada de virtud, y, además, es lo más necesario para la vida.
«Sin amigos nadie querría vivir, aun cuando poseyera todos los demás bienes; hasta los ricos y los que tienen cargos y poder parecen tener necesidad sobre todo de amigos; porque ¿de qué sirve esa clase de prosperidad si se la priva de la facultad de hacerlo bien, que se ejerce preferentemente y del modo más laudable respecto de los amigos?”.
Igualmente que “en la pobreza y en los demás infortunios se considera a los amigos como el único refugio. Los jóvenes los necesitan para evitar el error; los viejos para su asistencia y como ayuda que supla las menguas que la debilidad pone a su actividad…”
“…la amistad perfecta es la de los hombres buenos e iguales en virtud; porque éstos quieren el bien el uno del otro en cuanto son buenos, y son buenos en sí mismos; y los que quieren el bien de sus amigos por causa de éstos, son los mejores amigos…”, esa era la idea de don Aristòteles.
Otro filósofo del pueblo, este de nuestros tiempos y creo del puerto jarocho, que saltò a la fama al final del gobierno de Rafael Murillo Vidal, emulando alguna vez al famoso Tlacuache Garizurieta y su frase «vivir fuera del presupuesto es vivir en el error», el inmortal Polo Troncoso estableciò jocosamente que la verdadera amistad «se demuestra en la nòmina».
Sirva este comentario para pedir al titular del Ejecutivo en recuerdo de los buenos tiempos de la verdadera amistad con aquella morena, eche la mano a los hijos de Martha, Ignacio y Uzziel y les consiga una chambita. Ojalà se pueda.
Hoy por ti.
Tenga el lector un fin de semana con mucha paz.
gustavocadenamathey@nullhotmail.com