Flores, árboles, helechos y hasta casas adornan sus cabellos. No tienen nada que ver con los estrambóticos peinados que caracterizaron a la reina María Antonieta y su corte, sino que parecen aludir al terreno de los pensamientos y deseos. Sus miradas siempre se dirigen hacia el frente, pero no dejan que las escudriñemos. Los labios delgados apenas logran dibujar una imperceptible sonrisa, pero las “chapitas”, redondas y rosadas no faltan. En una lámina, hasta un gato negro las lleva.
Hablo de las imágenes autoría de Lady Desidia, joven ilustradora española, las cuales me han atraído sobremanera desde que la descubrí. Seguramente alguien más versado que yo en artes visuales podría abundar más respecto a la técnica, los motivos y la tradición en la que se enmarca el trabajo de la española, quizás haciendo algún comentario sobre la representación de la mujer en la pintura como un ente lánguido, misterioso y pensativo. Yo me limito a coleccionar impresiones y a entusiasmarme cuando veo dichas ilustraciones.
Hace poco me topé con una ilustración que despertó en mí un interés similar al que tengo por Lady Desidia. Se trataba de una muestra de la mexicana Idalia Candelas. En ésta, una muchacha da la espalda al espectador, dejando ver un cabello largo y prolífico en textura. Lleva una falda a rayas blancas y negras, salpicada de flores rojas. La blusa azul tiene un estampado de helechos. Frente a ella se abre un camino flanqueado por dos grandes árboles y sobre su cabeza revolotean mariposas. Me pareció una cuadro tan bello que durante un momento quedé absorta, hasta que mi vista notó un último detalle: en la esquina derecha superior resaltaba la frase “No estamos todas”. Di un respingo. Con apenas tres palabras, la ilustración que con tanto gusto había admirado había pasado de melancólica a terrible.
No estamos todas es un proyecto que busca visibilizar por medio de ilustraciones los feminicidios en México, aunque recientemente se ha extendido a Latinoamérica. Sus iniciadoras son dos jóvenes de 24 años que han decidido permanecer en el anonimato para mantener la esencia colectiva de la idea, surgida ante la extensa lista de asesinatos de mujeres en nuestro país. Recordarlas por medio del dibujo es su forma de reivindicarlas.
La participación en No estamos todas es voluntaria, abierta para cualquier artista que desee participar. Para la realización de las ilustraciones se parte de toda la información disponible sobre el feminicidio en cuestión, pero nunca de un retrato de la víctima, pues se busca respetar su imagen. Como resultado, la cuenta de Instagram (y también la de Faceboook) @noestamostodas se ha convertido, en primera instancia, en una sorpresa visual: técnicas distintas abundan, pero todas representan mujeres en distintas etapas de sus vidas. Sonrientes, pensativas, soñadoras, inocentes, juguetonas… No faltan los elementos orgánicos, como las flores y follaje. Alguna abraza a un bebé, otra a un peluche. Varias hacen énfasis en sus corazones, ya sea mostrándolo o tomándolo con cuidado, como si fuera un pajarillo herido. Y todas traen la misma leyenda: “No estamos todas, nos falta Laura/ Reyna/ Maribel/ Mónica…”. Cada una incluye una fecha y un lugar, así como la edad. La mujer más joven representada en No estamos todas tenía tan sólo 1 año.
“No estamos todas, nos falta…”. Ante la violencia, nos hermanamos. Ante la violencia sin límite, absurda, injustificada, nos defendemos de la mejor manera que podemos. Y a veces el arte es la única opción que conocemos. Sólo esperemos que un día, No estamos todas quede obsoleta. Nadie quiere terminar siendo una ilustración mortuoria, por muy bella que ésta sea.
FERNANDA MELCHOR EN LA FILU
Orgullosamente veracruzana, Fernanda Melchor es una de las escritoras más sobresalientes de los últimos años. Su última novela, Temporada de huracanes, fue un boom inmediato del que nadie ha dejado de hablar desde el 2017, y todo en los mejores términos.
El sábado pasado, la joven gloria jarocha presentó el mencionado libro en la FILU, ante un verdaderamente nutrido auditorio que posteriormente se conglomeró por conseguir su preciada firma y unas cuantas palabras con ella. ¡Y qué agradable es Fernanda Melchor! Amable, sonriente y sencilla, fue todo un placer conocerla.
Ahora bien, de su conversación con Luis Mario Moncada y Luis Enrique Gutiérrez Ortiz Monasterio, me quedo con dos momentos: el primero, cuando afirmó que la tradición oral veracruzana no está muriendo, sino que simplemente está mutando. No es que los jóvenes no hablen, sino que hablan distinto. La lengua está viva y se transforma.
Y el segundo, esta cita acerca de la naturaleza (¿novela negra, policiaca?) de Temporada de huracanes: “¿Qué novela que haga referencia a México no acaba siendo negra o roja o del color de la mierda o la sangre?”.
Correo: polisemia@nulloutlook.es
Twitter: polisemia_CM