Para comprender el tamaño de la hazaña sindical que fue la vida de Acela Servín Murrieta habría que remontarnos a los inicios de los años 60 del siglo pasado, cuando surge su figura como opositora al sindicato oficialista, la entonces Sección 46 (hoy 56), y a los funcionarios del gobierno estatal que lo controlaban.
Durante el sexenio de Antonio M. Quirasco (1956-1962) se gestó una efervescencia en contra de los líderes entregados del sindicato nacional, que desembocó en el nacimiento en 1961 del Movimiento Depurador de la Sección 46 del SNTE (MD-46), cuya Comisión Coordinadora presidía Acela Servín.
Ante la falta de respuesta de la autoridad, el MD-46 se constituyó como un sindicato independiente el 11 de agosto de 1962, y así nació el Sindicato de Trabajadores al Servicio de la Educación (SETSE), que 55 años después está consolidado como la agrupación magisterial independiente que tiene mayor membresía en Veracruz, con alrededor de 17 mil afiliados.
Y dije al principio que hay que entender la hazaña de Acela Servín Murrieta en los años 60, porque en ese entonces la misoginia -que aún pervive en Veracruz, aunque en otros niveles- cabalgaba sin bridas y sin estribos, cuando el machismo imperaba en todos los órdenes de la vida, pero más aún en el campo de la política y el sindicalismo.
¿Cómo entender, entonces, que una mujer pudo enfrentarse con el liderazgo machista que estaba apoyado por funcionarios machistas en una sociedad eminentemente machista como era la de hace 56 años en Veracruz?
Pues se entiende por la valentía de la joven profesora Acela Servín, al enfrentarse al status quo sindical con la fuerza de su honorabilidad personal y con la energía arrolladora de sus sueños de libertad e independencia, seguida por un grupo leal de profesores veracruzanos, que arriesgaban el empleo y la vida en pos de la democracia sindical.
Con su liderazgo y su lucha, Acela Servín hizo más por la emancipación de la mujer que muchas que se las dan de feministas, y creen que una gran conquista es que en los discursos se diga “las y los”.
Ella demostró que una mujer podía enfrentarse al poder y ganarle, y lo hizo desde los años oscuros del machismo a ultranza.
35 años después, la maestra Acela recordaba que el SETSE nació “limpio, diamantino y poderoso”, y 56 años después sus afiliados le siguen dando la razón.
Por eso fue conmovedor escuchar ayer a las 11 de la noche el aplauso de los maestros setsistas cuando llegó el féretro al Salón Social del Sindicato en Xalapa, que fue insuficiente para la cauda de los seguidores de Acela Servín.
Fue una salva llena de reconocimiento, de respeto, de agradecimiento, de amor.
No conozco personalmente a toda la familia, pero tengo la muestra de dos corazones que hoy sufren por la tía amada: nuestra querida Varenka Servín Arcos y Acela Medina Servín, ambas maestras de vocación, ambas genuinamente tronchadas hoy por la pena, ambas dignas herederas de su legado magisterial.
A ellas, a los familiares de la maestra Acela Servín Murrieta, a sus discípulos y a sus queridos afiliados del SETSE les puedo decir solamente que -aunque sientan que pasa lento- el tiempo es el único remedio para la pena, y que el bálsamo mejor es recordar todo lo que ella hizo bien, que fue mucho, y el ejemplo de vida que les dejó.
Descanse en paz quien es y fue un referente del sindicalismo magisterial.
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