«Un líder carismático con «atractivo psico-cultural» llega al poder por la vía de los votos y promete instaurar el reino del bien común. Pero como la realidad se resiste al orden cristiano, y como el líder alberga ambiciones de perpetuidad, y como para él los procesos electorales son medios para alcanzar el poder absoluto, procederá a minar, lenta o apresuradamente, las leyes, instituciones y libertades de la democracia, hasta asfixiarlas. En un futuro no muy lejano, los mexicanos sabremos si el libreto prevalece. En ese caso, el frágil edificio de la democracia liberal correrá un grave riesgo. Pero la historia mexicana es también una hazaña de la libertad». Lo escribe Enrique Krauze en «Reforma».