Stukas. Así se lo conoció durante los cinco años que estuvo en servicio el temible Junkers Ju 87, el avión más espectacular fabricado por la Alemania nazi y usado a la perfección quirúrgica por su fuerza aérea —Luftwaffe— durante la Segunda Guerra Mundial.
Su principal característica era la que lo hacía casi imbatible. Lo convertía en un fantasma fugaz para los enemigos, quienes poco podían hacer contra ese avión de alas de gaviota que se zambullía en picada contra sus blancos y lanzaba una bomba de 500 kilos, provocando devastación.
Fue utilizado en toda Europa. Desde el Canal de la Mancha hasta Rusia. Impiadosos, milimétricos. Así eran sus ataques contra las tropas aliadas. Pero antes de su entrada triunfal en la arena de la contienda, Adolf Hitler amo y señor de la muerte por entonces debía probarlos. Tenía que conocer con exactitud cómo era su vuelo, cómo surcaban descendentes los aires a toda velocidad. Y cómo mataba.
Para ello pensó en un objetivo lejano, aunque no tanto. “España”, se iluminó el genocida alemán. El país, convulsionado por una guerra civil incesante y sangrienta, sería su banco de pruebas. ¿Quién podría sospechar que un bombardeo sobre cuatro pequeños poblados sería obra de un país extranjero en épocas de explosiones y disparos?
Un documental estrenado el pasado jueves en Madrid da cuenta de ello. Revela al detalle qué fue lo que ocurrió en cuatro diminutos pueblos de Castellón. De acuerdo con los autores de Experimento Stuka, el dictador Francisco Franco no estuvo al tanto de las asesinas pruebas.
En mayo de 1938, cuando la guerra civil española estaba a poco de terminar, Hitler dio la orden. Secreta. Cobarde. Criminal. ¿Los blancos? Benassal, Albocásser, Ares del Maestre y Vilar de Canes. Macabro. Los nazis bombardearon la población civil, algo a lo que según los documentalistas Franco se oponía tajante.
Pero nadie pudo precisar, de manera fehaciente, quién había sido el responsable de semejante matanza. En total, los Junkers Ju 87 acabaron con la vida de 38 españoles que estaban al margen de la guerra civil, de acuerdo con el diario ABCde Madrid. Las culpas comenzaron a cruzar de un lado y del otro… pero nadie apuntaba a Alemania. Los franquistas acusaban a los republicanos, y estos a los hombres del “generalísimo”.
Pero 80 años después, una carpeta militar ultrasecreta salió a la luz. Fue en Friburgo, Alemania. Allí 66 fotografías aéreas son prueba suficiente. Fueron tomadas por los pilotos nazis de la Legión Cóndor que bombardearon casas e iglesias.
Ese escuadrón alemán estaba en España para ayudar a Franco en su guerra contra los republicanos. Pero nadie, hasta ahora, sabía que habían experimentado contra la población civil cuando recibieron los primeros Stukas. Los prototipos de estos bombarderos en picado arribaron en secreto a la península. El experimento fue un éxito. Los Junkers Ju 87 resistirían el peso de esas bombas de media tonelada y podrían lanzarla con precisión sorprendente. Los poblados de Benassal, Albocásser, Ares del Maestre y Vilar de Canes fueron testigos del desastre.
Para poder llevar adelante los experimentos, los ingenieros alemanes decidieron dejar abajo al artillero y redujeron la carga de combustible para aliviar el peso que soportarían los Stukas. Pero esas opciones indicaban algo: debían atacar en un lugar cercano, no podían darse el lujo de volar demasiado tiempo. Fue por ello que escogieron esos cuatro lugares estratégicos y cercanos a su base aérea en La Sénia, Tarragona.
Los ataques fueron dirigidos por Wolfram von Richthofen, quien dejó por escrito en su diario las maniobras. Se trataba de un experimento sobre población civil indefensa con “bombas fraccionarias e incendiarias”.
La Luftwaffe estaba al mando de Hermann Göring, un jerarca nazi que enfrentó los juicios de Nuremberg. Allí confesó: “Envié allí gran parte de mi flota de transporte y una serie de comandos de prueba de mis aviones de caza, bombarderos y cañones antiaéreos, teniendo así oportunidad de comprobar sobre el terreno si el material había sido elaborado debidamente”. La frase que confirma que España fue un campo experimental para la Alemania de Hitler.
“Estos aviones eran sumamente útiles porque, en picado, podían arrojar una bomba en un punto concreto que cortara una estación o una vía de tren, o destruyera una batería antiaérea”, explicó al ABC Rafa Molés, Director y guionista del documental. Y añadió: “El avión no solo era letal, también aterrorizaba a sus enemigos gracias a unas sirenas que llevaba enganchadas en las ruedas y que sonaban con estruendo cuando se lanzaban en picado. Hacían el mítico sonido que todos tenemos asociado a los bombardeos”.
Tras los ataques, los oficiales nazis debían mostrar a sus superiores en Alemania la eficacia de sus armas. “Se hicieron fotografías dentro de los cráteres que habían producido los Stukas para dejar clara la destrucción que podían hacer. Tenemos muchas de ellas, así como de los soldados de la Legión Cóndor en La Sénia”, concluyó el Director.