*De Franz Beckenbauer: “No es el fuerte que gana, el que gana es fuerte”. Camelot.

EL DIA DEL JUEGO

Para un país tan adolorido y lleno de tragedias, de tantas cosas malas, esta selección alegró a una Nación, a la que tuvo en vilo desde el segundo tiempo cuando los panzer alemanes se nos fueron encima, como cuando se fueron sobre Francia en los tiempos de De Gaulle. Y luego a los ingleses en los tiempos de Churchill. Nada nos dio más alegría que hacer la chica. Nada alegró más a esta Nación, que ese gol de Hirving Lozano, que cuando la tuvo, los que le hemos visto triunfar, sabíamos que quebraría a ese alemán depredador que encontró enfrente y, viendo a la portería, que la llevaba milimétricamente en su hoja de ruta, doblegó a ese gigante portero, uno de los mejores del mundo. Cuando el juego terminó, subí a mi Facebook mis disculpas al entrenador, Juan Carlos Osorio. Es más, lo propuse para presidente en lugar de Andrés Manuel López Obrador, si gana, lo nacionalizaríamos rápido y lo afiliamos a Morena. Juan Carlos esta vez alineó a los que debía, a los mejores, no había rotaciones chafas ni mañanas fútiles ni marcha atrás, el primer juego era de importancia, y México siempre se ha crecido ante los grandes, los equipos chicos luego nos espantan. Es el mejor triunfo, hasta ahora, de un equipo de esta América, se incluye a la sudamericana Argentina. Es la mejor estrategia que fijó un entrenador, porque Osorio midió bien la presión y jaló a los suyos para cerrar los caminos. Al final, las lágrimas de Rafa Márquez, que jugó su quinto mundial, y dedicaba a sus padres y a su mal momento financiero y moral que ha pasado, perseguido por los americanos y sin visa, era el telón que cerraba esa odisea, porque así debe llamársele. El cordobés Layún la tuvo varias veces, se le fue, pero fue un buen contención. A Hirving le llegó una, y esa la metió.

LOS MEMES

Los memes inundaron las redes, desde aquellas chicas Scort a quienes una revista los descubrió viviendo la vida loca, a ellas el pueblo les agradecía haberlos preparado con una buena condición física; los de Hitler y Putin, y esa de un mexicano con una bandera en la espalda y el texto ‘Mex I Can’. Falta mucho, hay dos juegos más, con un triunfo de los dos calificamos, o con dos empates. Nos cayeron de entrada tres puntos que saben a gloria. Aguantar la embestida alemana los últimos 15 minutos y esos tres de tiempo extra, fue una verdadera hazaña. Hay un antes y un después de este juego. Si juegan como lo hicieron este domingo, seguro pasamos la ronda, ya luego nos tocarán los grandes, pero si a un grande vencimos, estamos listos. Era, además, el campeón del Mundial pasado. Los diarios del Mundo hablan de ese triunfo. El canta y no llores se escuchaba en el estadio, los 30 mil aficionados mexicanos no querían abandonarlo. Cuando el gol cayó, una aficionada mexicana gritó y se leyó en sus labios: “¡No mameeessss!”, era la expresión clara de que no nos lo creíamos. Los diarios alemanes en Internet, expresan esa sorpresa. Uno de ellos, Der Spiegel, escribió: “Deutschland verliert zum Auftakt gegen Mexiko”, ahí ustedes descríbanlo, o imagínenlo. No se la podían creer. Que les ganara un país tan pequeño futbolísticamente, a ellos que cuando Guardado se dio el banderín con el alemán, aquel le sacaba metro y medio y 90 kilos de musculatura, pero no los iban a cargar, como dirían los chamacos peleoneros, acaso el mejor jugador del mundo no le dicen La Pulga. Cumplieron todos. El portero Ochoa, parando lo que le enviaran, esa mañana no le meterían gol. Estaba listo y se había encomendado a la Virgen de Guadalupe, supe que algunos de ellos la llevaban en escapularios. Les guió el camino la Morenita. Como a Juan Diego una vez de hace años. Osorio aguantó vara, mira que lo habíamos tundido, me incluyo, y hoy armó una estrategia de un buen equipo, con contención, con los mejores adelante cuando el cansancio llegó, porque el primer tiempo parecíamos alemanes y ellos mexicanos. Jugamos por el amor a ganar, decía una camiseta. Muchos lloraron, no siempre se vence a un grande, el país lloró con ellos. Nada iguala a la victoria, decía el gran Vince Lombardi, entrenador de fútbol americano. Eso. Nada iguala a la victoria. Alemania, canta y no llores, tituló el diario español El Mundo. Esta victoria recorre todos los mares y todos los continentes y todas las aldeas mexicanas, en los más recónditos lugares, la victoria nos dio alegría. A olvidarnos un poco de la política, a olvidarnos un poco de toda la maldad que ha permeado, a olvidarnos de aquella frase maldita de: ‘Jugamos como nunca y perdimos como siempre’. A seguir el Mundial de pe a pa, y esperar mejores tiempos, como el del domingo en el debut de los muchachos, mundialistas casi todos que, los de experiencia jalaron a los debutantes y se veían grandes y concentrados. Vamos, ni del Día del Padre nos acordamos.

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