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EL PAÍS

La semana pasada dos arqueólogos encontraron en Pompeya, en un área hasta ahora inexplorada de la ciudad sepultada hace dos milenios por la erupción del Vesubio una pieza de un juego de mesa, un trozo de una lámpara y la parte superior de un frasco de perfume. Operarios, arquitectos y restauradores, trabajan a destajo entre los vestigios para extraer de las cenizas ecos que sigan ayudando a fraguar la percepción actual de la antigua Roma.

Los arqueólogos han vuelto a excavar en Pompeya por primera vez en 30 años. Y en esta ocasión no se trata de frenar la destrucción de alguna zona, sino de ejecutar una investigación planificada.

En el viaje al interior del nuevo yacimiento aparecen tres domus originales con balcones asombrosamente bien conservados, frescos intactos como el que da la bienvenida a la llamada casa de los delfines, con la representación de una pareja de estos mamíferos en color dorado nadando en un fondo negro. O propaganda política grabada en rojo y negro en los muros de una casa de una calle transitada que confirma que la ciudad estaba en plena campaña electoral, aunque no pudieron concluirla antes de que la furia del Vesubio arrasara con todo.

Estos y otros importantes descubrimientos que han resurgido en ese sector, conocido como Regio V, al norte del yacimiento, se presentaron la semana pasada a un grupo de medios. “Pompeya todavía vive y nos deja mensajes día tras día”, resumió el general Mauro Cipolletta, director del Gran Proyecto Pompeya. La zona está en proceso de excavación y llena de fosos todavía abiertos, pero, cuando concluyan las obras y se hayan sacado a la luz todos los tesoros, abrirá al público.

Foto: Zona abierta a turistas en Pompeya / Getty Images

Poco a poco van saliendo a la luz pinturas que conservan casi inalterado el clásico rojo pompeyano, decoraciones y todo tipo de mobiliario. Como un elegante candelabro de bronce, que emergió íntegro, apoyado sobre una pared en la llamada casa de Júpiter. O un conjunto de ánforas, en el callejón de los balcones, colocadas boca abajo para que se secaran al sol. Cada hallazgo es como una cápsula del tiempo cada vez más precisa.

En el parque arqueológico, cada día se revive la emoción de las primeras excavaciones. Todos comentan el hallazgo más significativo de esta nueva etapa, que retrata el lado humano de la tragedia y que ha dado la vuelta al mundo: el esqueleto de un hombre que murió decapitado por una gran roca cuando trataba de salvarse de la erupción.

Foto: Excavación profunda en Pompeya / Getty Images

El Gran Proyecto Pompeya se lanzó en 2012 para subsanar lo que se apodó la “segunda destrucción” de la ciudad, casi más terrible que la primera por la desidia que la provocó: acabó asolada por el abandono y los derrumbes. Años de gestión deficiente y la injerencia de la camorra napolitana pusieron en peligro incluso la denominación de Patrimonio de la Humanidad.