«Los campos de concentración de migrntes indocumentados creados por Donald Trump y su política de «tolerancia cero» han detonado la indignación mundial por la extrema crueldad con la que el gobierno de Estados Unidos aplica sus leyes migratorias. Separar familias y abusar psicológicamente de niños indefensos y de sus padres y familiares no sólo viola los tratados internacionales en materia de migración, refugio y derechos de los menores de eded, junto con los derechos humanos de los migrantes, sino que representa una política claramente racista y xenófoba». Lo comenta Salvador García Soto en «El Universal» de Ealy Ortiz.