*De Salvador Dalí: “Muchas personas no cumplen los ochenta porque intentan durante demasiado tiempo quedarse en los cuarenta”. Camelot

LAS SECRETARIAS DE CUITLAHUAC

Hablo con un conocedor de los intrincados asuntos de las oficinas gubernamentales. Desde aquel tiempo lejano, en que el cachorro de la Revolución, el gobernador de las estrellas, Miguel Alemán Velasco, quiso hacer una Brasilia chiquita y sacar al gobierno estatal de esa atiborrada ciudad jalapeña, donde sus calles cada día son más difíciles de transitar, porque son calles estrechas y la circulación automotriz ha crecido como nunca, ha llovido, pues. El gobernador electo, Cuitláhuac García Jiménez, anunció que la secretaria de Turismo la traslada Veracruz esquina con Boca del Río. Cosa razonable, porque el turismo grande llega a esas ciudades, por tierra, mar y aire, aunque ahora se sufra con la mugre autopista de Capufe, que el viernes pasado tuvo un atorón de 4 horas, y estos inútiles siguen sin saber qué hacer. Al pagar la caseta, la misma empleada se quejaba porque, asegura, ellas reciben las mentadas. Pero me dijo algo razonable: ‘Estos ya se van’, en clara referencia a los funcionarios inútiles de Peña Nieto, tradúzcase Gerardo Ruiz Esparza, secretario de SCT y su compadre, Benito Neme, director de Capufe. La que no se entiende, es que el Cui pretenda instalar la Secretaría de Cultura en Tlacotalpan. Ese pueblo es mágico, pero es un pueblo que vive su intensidad en las Fiestas de la Candelaria, el 2 de febrero, de ahí en fuera queda como pueblo pintoresco, donde lo habitan sus moradores que se dedican a atender el turismo que les llega de fin de semana, vender los afamados trajes de jarochas y las jaranas, para aprender a tocar el saca tu butaquito, cielito lindo, y velo sacando, y comer exquisito. Nada acertado, me dijo un viejo de la tribu. Ir hasta allá a realizar cualquier trámite relacionado de la cultura, será un exceso de tiempo y de aislamiento. Y con nuestras carreteras infumables, uffff. En fin, ojalá entre sus asesores alguien le diga al electo las cosas que pueden resultar bien y las que no. La otra es que, echando a perder se aprende.

EL PRI NO ENTIENDE DE SUS DERROTAS

El PRI, otrora aplanadora, casi una barrera inexpugnable, no entiende de sus derrotas. Mientras los partidos en el mundo se refundan y en los cargos directivos ponen a jóvenes, que serán el futuro -un ejemplo es España, que ayer escribí de ellos-, en el tricolor se refunden hacia la baja. No trae uno nada contra los viejos, José López Portillo decía que para ser viejo se debía ser muy valiente. Un poco cierto, a la vejez, viruelas, decía mi abuela Genoveva. Y uno debe saber que llegar a viejo es un privilegio, si se llega bien de todas las facultades, pero hay una edad, sobre todo en la política, que hay que jubilarse, retirarse a tiempo como los toreros cuando se cortan la coleta en una tarde de toros. Shakespeare decía que los viejos desconfían de la juventud porque han sido jóvenes. En la vejez se aprende mejor a esconder los fracasos; en la juventud, a soportarlos. Miren, en el Senado va de líder Miguel Ángel Osorio Chong (53 años), y en la de diputados, René Juárez Cisneros (62 años), puro Parque Jurásico. No entendieron la lección de las urnas. Aunque, me dijo un antipriista recalcitrante, no lo van a necesitar porque en 18 años, o más, no vuelven a tomar el poder. Deja Peña Nieto un PRI fracturado, al que lo agarró un Tsunami muy poderoso, deja la presidencia como el presidente con menor aceptación entre la población, 71 por ciento en contra. Y atrás de ellos, ahí fijo como un hombre cínico esperando dar el zarpazo a lo poco que quede, Emilio Gamboa Patrón, casi innombrable, una joya que ha sobrevivido y mamado de las urnas, desde el tiempo que los peces bebían en los ríos, o sea siempre, por una eternidad. No entienden. Pobre PRI, tan cerca de Peña Nieto y tan lejos de sus electores.

TREPANDO AL AVION

Por si no lo querían creer, y dudaban que el Ruso AMLO despreciaría los vuelos privados y el avión que no tiene ni Obama, los portales difundieron una gráfica trepando al avión en el aeropuerto de Ciudad de México, rumbo la selva lacandona. Como cualquier mortal en este país. Después, se le antojó un plato de frijol con puerco, comida muy tabasqueña, y le entró al plato hondo. Se sigue llenando de pueblo. Imprime una nueva forma de gobernar, un estilo personal, como diría el maestro Cosio Villegas, que quizá la última escena que se vio así, fue la del Tata, Lázaro Cárdenas, a quien él admira. El Tata solía pernoctar en las noches en la sierra, con los indígenas o en cualquier vagón del ferrocarril. Echeverría quiso imitarlo, cuando un 24 de diciembre fue a la sierra a pasar Navidad con esos indígenas. Andrés Manuel López Obrador sigue gozando a plenitud el triunfo. Y nombra ejecutivos a su Gabinete, ya vendrán los tiempos en que gobernará y le deseamos que le vaya bonito, como decía José Alfredo Jiménez, porque si le va bien, le va muy bien a los mexicanos.

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