- Dejará de ser negocio para pocos y se le devolverá su función social.
- Sostiene que la embestida en su contra busca golpear al virtual presidente electo; asegura que, aunque a algunos no les guste, seguirá la instrucción de López Obrador de rescatar a la comisión del desastre al que la llevaron gobiernos de PRI y PAN, con el propósito de que contribuya al desarrollo del país.
Objeto de ataques y descalificaciones desde que el virtual presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, anunció su nombramiento como titular de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), el senador Manuel Bartlett Díaz afirmó que la embestida en su contra proviene de quienes tratan de golpear con ello al tabasqueño, pero también del grupo que se ha beneficiado de la política neoliberal impuesta en décadas recientes y no quiere perder sus privilegios.
En entrevista con La Jornada, reveló que incluso los consejeros independientes de la CFE elaboraron un escrito en el que sostienen que no reúne el perfil para dirigir esa empresa. A ellos, así como a otros actores políticos que aseguran que Bartlett carece de capacidad para el cargo, les recordó que desde 2000 ha participado intensamente en el debate nacional sobre la industria energética del país, conoce a fondo el problema y sabe cómo resolverlo.
Recalcó que aunque a algunos no les guste, seguirá la instrucción de Andrés Manuel López Obrador de rescatar a la empresa del desastre al que la han llevado gobiernos del PRI y del PAN.
La CFE dejará de ser negocio para algunos y se le devolverá su función social. Para ello, explicó, se apoyará en sus 50 años de experiencia en el sector público, durante los cuales ejerció los cargos con honradez y capacidad.
Adelantó que revisará los excesos que ha habido en la CFE, entre ellos que los salarios de los directivos de la empresa se fijen con base en los de compañías trasnacionales, como General Electric. “Eso no puede ser –dijo– en una empresa del Estado que perdió 40 mil millones de pesos en seis meses y tiene una deuda galopante”.
La entrevista se desarrolló en sus oficinas del Senado de la República, las cuales deberá desocupar antes de finales de agosto, cuando concluye la 63 Legislatura.
–¿Por qué ese alud de críticas en contra de que usted sea director de la CFE en el gobierno de López Obrador?
–Es una embestida de la derecha. Algunos sostienen que no tengo capacidad y otros insisten en las misma acusaciones de hace 30 años. Repiten ese viejo eslogan de la caída del sistema en la elección de 1988, que me he cansado de desmentir durante tres décadas.
Sólo hay que recordar que en los pasados debates entre candidatos presidenciales, el panista Ricardo Anaya, ahora en fuga, quien tuvo de asesor a Diego Fernández de Cevallos, utilizó la misma acusación buscando al chivo expiatorio.
–Una voz, de una persona cercana a López Obrador, como Tatiana Clouthier, hija de quien contendió por la Presidencia de la República en 1988 con las siglas del PAN, declaró que usted no era la mejor opción para la CFE.
–Tatiana Clouthier es una compañera muy valiosa que aportó mucho a la campaña de López Obrador. Respeto su punto de vista, al igual que ella, seguramente, y otros consideran que había profesionales con más aptitudes que yo. Es respetable (su opinión) y muy distinto a los ataques y difamaciones que he recibido en días recientes, que sólo buscan atacar al virtual presidente electo, como lo hicieron durante toda la campaña, para proteger sus intereses económicos.
“Si se analizan los escritos virulentos de Enrique Krauze y de otros columnistas, que más bien son calumnistas, insisten en que tengo un negro pasado y cadáveres en el clóset. ¡Que me digan cuáles, que me mencionen uno solo! Es una andanada de críticas sin sustento, de insultos propiciados por ese grupo que no está de acuerdo con mi ideología nacionalista, que he defendido toda mi vida.
No les gusta que he atacado violentamente la política neoliberal conservadora de gobiernos del PRI y del PAN, la corrupción en los seis años recientes. Toda mi trayectoria de 50 años, tanto como secretario de Gobernación y de Educación, como de gobernador (de Puebla) y legislador, es impecable. Nunca he enfrentado acusación alguna de corrupción o incapacidad; en todos los cargos que he asumido he demostrado honestidad y eficiencia.
–¿Qué mueve a los consejeros independientes de la CFE a expresar su desacuerdo con que usted esté al frente de la empresa?
–Me mandaron decir que no tengo el perfil adecuado porque no soy experto en la materia, que el nombramiento debe recaer en alguien de dentro de la CFE. Lo que quieren es defender sus intereses personales. Al respecto, debo decir que no se requiere ser electricista para dirigir una empresa eléctrica. Las grandes compañías privadas y públicas en el mundo están a cargo de empresarios o de funcionarios de alto nivel, como es el caso de Electricidad de Francia.
El propio López Obrador ya lo dijo. Tengo 17 años, por lo menos, de estudiar el tema de los energéticos y de debatirlo en el Congreso y en diversos foros. En 2000, presenté y gané una controversia constitucional contra la decisión del entonces presidente (Vicente) Fox de privatizar la electricidad, violando la Carta Magna. En esta legislatura me opuse a la reforma que privatizó el petróleo y la electricidad, y no he dejado el tema. Conozco a fondo la problemática y sé cómo resolverla en beneficio de los mexicanos.
–¿Cuáles son sus planes y sus propuestas para sacar a flote a la CFE que, de acuerdo con un reporte de la propia empresa a la Bolsa Mexicana de Valores, atraviesa por una situación crítica?
–Ese reporte, que se dio a conocer el mismo día en que me nombró López Obrador director de la CFE, señala que es un desastre: pérdidas de 40 mil millones (de pesos) en seis meses, una deuda galopante, una empresa que en lugar de generar electricidad la compra.
La instrucción que tengo de Andrés Manuel es rescatar a la CFE, de que vuelva a ser una empresa poderosa, que genere la electricidad que los mexicanos necesitan y contribuya al desarrollo del país. No que vaya directo a su extinción, como se pretendía.
–¿Eso es posible a corto o a largo plazo?
–Es posible dar un giro inmediato desde el primero de diciembre, como pretende López Obrador. Que genere energía eléctrica, porque para eso está hecha. Los mexicanos somos los dueños de la CFE y hay que revivirla, pero a muchos no les gusta porque no conviene a sus intereses.
–¿Qué va a pasar con la plantilla actual de la CFE?
–Sus trabajadores y técnicos son un tesoro para la empresa. Ellos tampoco quieren que la CFE desa-parezca, en ellos me voy a apoyar. Lo que sí voy a revisar es que no haya excesos. Por ejemplo, en la Ley Orgánica de la CFE, aprobada luego de la reforma energética, se establece que los sueldos de los directivos no se rigen por los tabuladores del gobierno federal, sino de acuerdo con los del mercado eléctrico. Ello significa que se fijan con base en lo que ganan los empresarios de las trasnacionales del sector, como General Electric. Eso no corresponde a una empresa propiedad, según la Constitución, del Estado mexicano. Una empresa que será rescatada para que atienda las necesidades sociales. En este contexto se inscribe el anuncio de López Obrador, de borrón y cuenta nueva a los adeudos de quienes se vieron perjudicados con la desaparición de las tarifas diferenciadas.
Eso es lo que hay que hacer, tarifas especiales para la población que no puede pagar la electricidad, y eso lo hace una empresa con sentido social.
–¿Ya entró en contacto con la actual administración de la CFE?
–Se comunicó conmigo el director de la CFE; ya están preparados para la entrega-recepción, que se iniciará en cuanto López Obrador sea nombrado presidente electo.
Vamos a ver de qué pie cojean, por qué las pérdidas, por qué las tarifas suben cada año en lugar de bajar, como prometieron al aprobar la reforma energética. Y no estamos amenazando a nadie.