La llegada de Claudia Ruiz Massieu Salinas a la Presidencia del CEN del PRI, ha sido vista desde diversos ángulos. Por el lado de los detractores lo perciben, como el regreso del control del expresidente Salinas dentro del aparato priista, lo que es absolutamente falso, porque de este expresidente no se acuerdan ya ni sus ex colaboradores y además hoy, hay nuevas generaciones de políticos que tienen otros visiones y difícilmente creo se puedan reciclar recuerdos.
Por otro lado están los que tienen una visión más seria de la realidad, que lo miran como la entrada de la nueva clase política, la de los adultos jóvenes que hoy como Claudia –abogada destacada de 46 años de edad, excelente funcionaria, honesta y con experiencia legislativa–, ya han ofrecido trabajo con buenos resultados y tienen capacidad de sobra para tomar decisiones responsables a favor del partido (PRI) y del país. Una generación que en las oportunidades profesionales y políticas que se les han concedido, han dejado buena imagen y eso les permite visualizar para ellos un buen futuro político. Por eso de ella, se puede esperar mucho.
Y si hay una liga familiar a la que hay que asociar a Claudia, es a la de su padre, José Francisco Ruiz Massieu (1946-1994) extraordinario abogado, político e ideólogo, que corresponde a la buena vena en esa familia.
Pero ¿quién era José Francisco Ruiz Massieu? Nace en Acapulco el 22 de Julio de 1946. Abogado (UNAM) y Licenciado en Historia (U. Iberoamericana), con estudios de postgrado en Derecho en la Universidad de Essex Inglaterra. Su vida fluctuó entre la academia y el servicio público. Fungió como catedrático en la Facultad de Derecho e Investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. Igualmente fue catedrático de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM). Destacó como administrador público, lo que le permitió obtener el Premio Nacional sobre Administración Pública (1979), sobresaliendo por su trabajo en dependencias como el INFONAVIT, Secretaria de Salud y en su estado natal como Secretario de Gobierno y posteriormente Gobernador de Guerrero (1987-1993). Fue Secretario General del CEN del PRI y Diputado Federal en la 56 legislatura del Congreso de la Unión, habiendo sido asesinado el 28 de septiembre de 1994, después de tener una reunión con sus compañeros de bancada en el edificio de la CNOP nacional sito en la calle de La Fragua de la Ciudad de México.
Y menciono este último dato, porque en los medios de aquellos años –incluso hoy en páginas de internet como Wikipedia–, aseguran que fue atacado saliendo del Hotel Casa Blanca que está junto al edificio de la CNOP nacional—lo que es incorrecto; porque su servidora , como otros compañeros diputados integrantes de esa legislatura nos consta que unos minutos antes habíamos estado con él y los dirigentes de la CNOP en un desayuno en el 7º piso del edificio de la Confederación y al respecto , narro algunos detalles del hecho.
“Llegamos muy temprano el 28 de septiembre de 1994, los diputados federales del sector popular que entraríamos en funciones el 1º de noviembre de ese año (no como hoy que entran el 1º de septiembre), al edificio de la CNOP nacional ubicado en la calle de La Fragua de la Ciudad de México. Habíamos sido invitados a desayunar por el CEN del PRI y el dirigente de la Confederación Dr. Mariano Palacios Alcocer, con el objetivo de socializar y conocernos antes de disponernos a partir ese mismo día a Cocoyoc, Yautepec, Edo de Morelos., en donde tendríamos las reuniones preparatorias de la agenda legislativa de la bancada del PRI.
Fue un desayuno muy cordial donde se expusieron motivos y nos enteraron cómo sería el orden de las reuniones en Cocoyoc, pues se harían en función del sector u organización al que perteneciéramos, y ahí nos notificarían formalmente que José Francisco seria el Coordinador de la Bancada del PRI en la Cámara Baja.
Y recuerdo un irónico detalle en esa mañana en la CNOP nacional, en que un compañero diputado del DF, el Dr. Ivan Alejandro Audri Sánchez llegó tarde y no tenía lugar, pero en la mesa donde estaba su servidora sentada integrada por mujeres tenía un asiento vacío, por lo que no tuvimos inconveniente todas en cederle el mismo, habiendo gozado de su amable plática en donde nos mencionó que representaba al Sindicato del Seguro Social. Jamás él se iba a imaginar que jugaría un rol vital en los siguientes minutos.
Al finalizar el desayuno Ruiz Massieu nos dirigió sus últimas palabras a las mujeres diputadas ahí presentes diciendo: “Estimadas compañeras, será con las mujeres de mi partido con las primeras con las que me reuniré el día de hoy, así que, no nos despedimos nos vemos en la tarde en Cocoyoc y les prometo que hare algo muy inteligente: no hablaré, porque las quiero sólo escuchar con mucho respeto”.
“Acto seguido, él se despidió de mano de todos los presentes. Recuerdo que se quitó el saco y le dijo a otro compañero diputado y amigo, Heriberto Galindo Quiñones, que lo acompañara al Instituto Federal Electoral para atender una invitación . De esa manera salió del salón junto con Mariano Palacios y Heriberto y se fueron los tres hacia el elevador, siguiéndoles la comitiva”.
“Nosotros los compañeros y compañeras del Estado de Veracruz, no bajamos por el elevador porque se saturó de gente, por lo que preferimos bajar por las escaleras los 7 pisos. Íbamos bajando, cuando a la altura del 2º piso nos encontramos de frente con dos personas que subían de manera apresurada y con cara de angustia las escaleras y casi nos atropellan. Cuando llegamos a la planta baja y atravesamos el lobby de la entrada, en cuestión de segundos, vimos mucho movimiento incluso gente alterada y cuando salimos a las escaleras del frente del edificio de la CNOP nos quedamos petrificados cuando vimos la movilización en la calle de La Fragua, situación que nos mantuvo confundidos por unos segundos porque en ese momento no sabíamos qué pasaba”.
“Solo vimos que perseguían a un individuo del otro lado del camellón, mismo al que se alcanzó y lo sometieron entre varios. Pero al mismo tiempo, nos daban la lamentable noticia que José Francisco Ruiz Massieu había sufrido un atentado y estaba muy grave y que Heriberto Galindo estaba ileso y muy afectado emocionalmente pues era quien iba como copiloto en el auto Buick Century color plata –que de último minuto decidió conducir el afectado habiendo quitado al chofer y enviado a éste al vehículo escolta–, y Roberto Ortega Lomelí –otro buen amigo—que les acompañaba en la parte trasera. El ataque se realizó cuando Ruiz Massieu quiso arrancar su vehículo.
En los siguientes minutos empezaron a volar los helicópteros y llegaron las patrullas de la policía del DF. Un policía bancario había detenido al atacante y fue sometido en el suelo durante un breve tiempo hasta que dieron fe y lo subieron a las patrullas de la policía capitalina. Pero lo más triste fue ver pasar frente a nosotros a José Francisco Ruiz Massieu en la camilla de la ambulancia, mortalmente herido y –para sorpresa—al Dr. Ivan Audry que encima de él trataba de revivirlo. Fue una imagen que nunca olvidaré. Todo ello sucedió en menos de 10 o 15 minutos, no lo puedo precisar, pero de lo que estoy cierta es de que privaron de la vida a un gran político y a un hombre de ideas y convicciones.
Y después de ese lamentable hecho, se encadenaron investigaciones ministeriales, surgieron conjeturas y señalamientos que involucraron a Raúl Salinas, hermano del Presidente y a diputados federales de la recién concluida legislatura, lo que hizo suponer que era un plan perfectamente orquestado para dañar a quien sería el nuevo Coordinador de la bancada del PRI en la 56 Legislatura y con proyecto de crecer políticamente. Sin duda esto afectaba al propio Presidente pues apenas unos meses antes (7 meses) habían asesinado al candidato del PRI Luis Donaldo Colosio.
Pero si hubo alguien a quien realmente afectó este deceso, fue a la propia familia de José Francisco, especialmente a sus hijas: Claudia y Daniela. Claudia tenía 22 años cuando fallece su padre—al que amaba profundamente–, y desde luego que, además del dolor de perderlo fue un duro golpe en su vida porque tuvo que enfrentar a las suspicacias populares y al proceso de investigación en el que se dijeron más mentiras que verdades.
Sin embargo la vida de Claudia ha seguido adelante y hoy, en su vida personal es divorciada, madre de 2 hijos: María y J. Francisco Ricalde Ruiz Massieu. Y en su vida política es una priista a toda prueba, fraguada en la lucha, que se ha ganado un lugar por ella misma y está lista para hacer un excelente papel próximamente en el Senado y nada le impide que pueda cumplir también con las dos misiones: Senadora y además Presidenta del CEN del PRI. Su padre sin duda hoy estaría muy orgulloso de ella.
Así que para ella: lo “que venga, convenga”, deseándole el mayor de los éxitos, pero también que en las decisiones próximas, venga lo mejor para el Partido Revolucionario Institucional en esta nueva etapa de renovación.
Gracias y hasta la próxima.