Al término del mandato de Lázaro Cárdenas (1934-1940), se crea, al interior del Partido de la Revolución Mexicana (PRM), que va de 1938 a 1946, y después del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que se extiende de 1946 al presente, la corriente del cardenismo que se identifica con el nacionalismo y el compromiso social.
Cuando termina el periodo del presidente Miguel Alemán (1946-1952), surge la corriente del alemanismo que se asocia a la modernidad y la participación de la empresa en el desarrollo de la economía. A partir de ese momento, al seno del PRI se enfrentan dos visiones de la política y el mundo.
Las diferencias entre estas corrientes nunca fueron radicales y convivían, pero sí expresaban énfasis en la interpretación del legado de la Revolución mexicana y hacían también relación a la manera de hacer política y relacionarse con las bases del partido y con la sociedad.
El mayor enfrentamiento entre el cardenismo y el alemanismo, que después se identifican con los nacionalistas revolucionarios y los tecnócratas neoliberales, tiene lugar a mediados de los 80, formalmente en 1986, con el surgimiento de la Corriente Democrática al interior del PRI.
La crean Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo, Ifigenia Navarrete y Rodolfo González Guevara, entre otros. Al grupo se incorpora Andrés Manuel López Obrador. Piden al presidente Miguel de la Madrid (1982-1988) reglas claras para elegir al candidato del PRI en la próxima elección. Ellos quieren participar en el proceso.
El presidente, como lo habían hecho todos sus antecesores, nombra al candidato de su partido y elige a Carlos Salinas de Gortari (1988-1994). En 1988, la Corriente Democrática opta por dejar el PRI y se asume como la legítima representante del nacionalismo revolucionario. En el PRI se queda el grupo de los tecnócratas neoliberales.
En 1988, Cuauhtémoc Cárdenas, postulado por el Frente Democrático Nacional (FDN), agrupación de fuerzas políticas, compite por la presidencia de la República. Las dos corrientes se enfrentan por primera vez fuera del PRI. Los nacionalistas revolucionarios pierden en una elección muy cuestionada. En 1989, esta corriente, con otros grupos, funda al Partido de la Revolución Democrática (PRD).
El PRI y el PRD se enfrentan en las elecciones de 1994 con Ernesto Zedillo y Cárdenas, gana el PRI; en el 2000, con Francisco Labastida y Cárdenas, donde por primera vez triunfa el PAN; en el 2006, con Roberto Madrazo y López Obrador y otra vez gana el PAN; en el 2012, con Enrique Peña Nieto y López Obrador, el PRI se hace de la victoria.
En el 2012, López Obrador se separa del PRD e inicia la construcción del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) que en el 2014 obtiene su registro como partido. Con López Obrador, se va el nacionalismo revolucionario. A lo largo del 2017 y ya en el 2018, ante su éxito en las encuestas, se suman más integrantes de esta corriente que abandonan al PRD y al PRI.
López Obrador triunfa de manera contundente en la elección presidencial del 2018. La corriente del nacionalismo revolucionario gana la presidencia de la República 30 años después de haberse salido del PRI. Ahora Morena es su expresión. Es una victoria aplastante y definitiva sobre los tecnócratas neoliberales.
Rubén Aguilar