*No bastaba vencer, era necesario perseguir al adversario hasta exterminarlo. Camelot.

EL CARNAL MARCHELO

Marcelo Luis Ebrard Casaubon (Ciudad de México, 10 de octubre de 1959), es un político talentoso, que cubrirá una cancha muy difícil, una cancha donde como en las áreas chicas del campo de futbol, crujen los huesos con las entradas duras, y las espinillas duelen como nunca, mas aquellas como se jugaba en tiempos del Jamaicón Villegas o Pedro Delacha, el que lesionó a Pelé en México, del Necaxa que, o pasaba la bola o el hombre, jamás los dos juntos. Va a Relaciones Exteriores a cubrir una cancha donde hemos tenido hasta a un Premio Nobel de la Paz (1982), Alfonso García Robles, cuyo nombre completo es, apréndanselo, José Alfonso Eufemio Nicolás de Jesús García Robles, ah que papás con bautizar esos nombres larguísimos. Marcelo, que ha sido el primer mandatario electo en Ciudad de México en completar su sexenio, estuvo con Loret de Mola. Tipo listo Loret lo sometió a fuego ilimitado. Preguntó de todo, como en botica, Marcelo fue acusado que lo de la dichosa y famosa Casa Blanca, el escándalo que le brotó al presidente y a la Gaviota, y que tanto daño le hizo en su persona, había sido Marcelo quien lo filtró a la prensa. No fue así, lo aclaró. Fue Carmen Aristegui con su equipo de periodistas investigadores. Manuel Camacho Solís, el político más inteligente (¿Inteligente para qué?, preguntaba el maestro Jesús Reyes Heroles, cuando le llevaban a alguien y le decían que era muy inteligente) del grupo de Carlos Salinas, a punto estuvo de ser el candidato y presidente, pero los celos de Salinas no lo ubicaron allí. Ebrard siempre fue su segundo a bordo, allí mamó y aprendió de política de alto nivel, cuando de castigo fue trasladado a Relaciones Exteriores, Ebrard iba a su lado. En Relaciones Exteriores solo estuvieron tres meses (29 de noviembre de 1993 a 10 de enero de 1994), a Salinas se le cayó la vida cuando le vino el levantamiento zapatista y necesitó a Camacho como negociador de la paz. Murió en 2015 y en ese féretro, a su lado, como el fiel amigo de siempre, allí se vio a Ebrard con ojos llorosos, despidiéndolo. Habló también de la venganza china, porque no es indio el que no se venga, de quien fue su aliado y allí dejó como jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, que le aplicó la política de antropofagia, es decir, devorar al que te dejó en el cargo, como aquella exclamación de un amigo, que decía: “Por qué me ataca, no recuerdo haberle hecho ningún favor”. Así son los ingratos. Cuando los dejas en el cargo, lo primero que hacen es devorar a quien te puso allí. Como aquel cuadro de Goya, donde dos gañanes enterrados hasta las corvas se matan a garrotazos. La sombra de Caín. Mancera era como su hermano, y terminó por querer sepultarlo, como un enterrador, como si fuera el Caín del Abel bíblico. Suele ocurrir.

EL EXILIO

Contó Marcelo que en esos años lo comenzaron a acusar de todo, de un fraude y desviación millonaria en una línea del metro y entendió que el tsunami se le venía de frente. Lo atacó el jefe de gobierno y desde Los Pinos cerraban la pinza, hacían el uno-dos. Eran muchos rivales para tan poco peso el de Marcelo, en este país cuando el estado te echa la caballería -como se las echaba el general Custer a los Indios Sioux, hasta que le tocó morder el polvo en la Batalla de Little Big Horn-, y te quieren detener y meterte a la cárcel, lo logran. No importa de qué te acusen, mientras te enjaulan unos cuantos años, como a la Gordillo, aunque la Gordillo es indefendible. Se fue Marcelo a París y hasta allá lo alcanzaba el brazo del desprestigio, qué si vivía en grandes hoteles del lujo, etcétera, muchos etcéteras. Tocó el tema más vital, del que acusan a AMLO de que a Venezuela y Nicaragua no los quiere tocar ni molestar. Ni a Maduro ni al otro gorila, Ortega. Dijo Marcelo que la política exterior en eso ha estado equivocada, que México se ha pronunciado en contra de estas dictaduras y liderado algunos foros (él no se atrevió a llamarles dictadores), y nada ha pasado, siguen teniendo el poder y con más represión y auto atentados locos con drones (eso es mío). Buena entrevista, es uno de los secretarios que cayó bien en ese equipo muy disímbolo de Andrés Manuel, donde reinaran los viejitos por los siglos de los siglos, amén. A ver cómo nos va con ellos, porque con los jóvenes harvardianos de Peña nos fue del cocol. Llegaron muy tentones.

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