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Es una especie endémica del estado de Veracruz, sus hojas están compuestas en forma de cono, dependiendo los años llega a medir entre 80 centímetros y dos metros de altura.

Es la ceratozamia miqueliana, cuyo nombre deriva del griego keras, “cuerno” y “zamia” de azaniae, el cual se refiere a los conos de una conífera.

“Son de muy lento crecimiento, su reproducción puede tardar entre 40 y 50 años para que den un cono y sí son plantas endémicas del estado, en ninguna otra zona de México la vamos a encontrar”, señala Ana Paulina Deménegui Calatayud, bióloga de Braskem Idesa.

De acuerdo a estudios biológicos tiene miles de años de existir en la tierra, por lo que algunos científicos la consideran un fósil viviente.

Es la comunidad del Chapo, perteneciente al municipio de Ixhuatlán del Sureste, al sur de veracruz, donde el consorcio Braskem Idesa, adquirió más cien hectáreas de terreno para convertirla en una reserva natural, donde conviven más de cien tipos de especies de plantas junto a decenas de aves, reptiles, insectos y roedores.

En este pulmón natural se concentran cerca de mil plantas de ceratozamia, algunas trasplantadas y otras que nacieron desde hace varios años.

“Se rescataron alrededor de 350, ahorita tenemos entre mil 100 y mil 150, esto porque hubo el rescate de las plantas principales con conos o semillas y las semillas fueron germinadas y por eso fue que la población incrementó”, cuenta la bióloga.

Destaca que “es una planta protegida tanto por la nom-059, como por la lista roja; tiene dos protecciones nacional e internacional”.

Pocas reservas como la de Los Tuxtlas, conservan esta especie, debido que hasta el momento no se ha encontrado alguna función medicinal o comercial de la ceratozamia.

Por ello, Braskem Idesa decidió invertir en el cuidado y estudio de esta planta; y la Unidad de Manejo Ambiental (UMA), el clima agradable y los arboles de gran altura protegen a la ceratozamia.

Todas están marcadas e identificadas por la bióloga y su equipo de trabajo, quienes las revisan y protegen de los insectos o plagas que la atacan.

“Es estar con ellas, verificándolas, midiéndolas, contándole las hojas, cada 3 meses hay una cuadrilla que nos lleva todo este registro desde el 2015 ya dentro de la UMA”.

El objetivo es conservar la mayor cantidad de palmitas, como muchos le conocen a esta planta, y sobre todo sacarla de la lista roja, por ello el equipo de responsabilidad ecológica de Braskem Idesa tiene un compromiso de cuidar y conservar esta reserva por un periodo de casi cien años.

Además, diseñan un programa de educación y aprendizaje ambiental para llegar a las comunidades cercanas y hacer conciencia sobre el cuidado de la ceratozamia miqueliana, como una planta con funcionamiento ecológico.