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Daniel Aguilar - xeu Noticias

José Guadalupe Pérez Coronel, mejor conocido como “Pepe Coronel” nació en Veracruz el 25 de noviembre de 1916, hoy con 101 años de edad, nos relata parte de su historia.

“Mi adolescencia fue de andar haciendo mandados, llevarle sus alimentos a dos caballeros que trabajaban en ferrocarril, que me sirvió para el resto de mi vida, porque en los momentos en que ellos estaban tomando sus alimentos, se presentaba hacer algún trabajo y por falta de mano de obra, me utilizaban a mí”, dijo.

Continuó: “Así estuve como tres o cuatro años, hasta que embarnecí y un día me dieron ya el puesto con sueldo, en el año 34 y a partir de entonces mi vida fue el ferrocarril”.

En el año 1943, tuvo que viajar a Estados Unidos para trabajar en el ferrocarril y principalmente conseguir el dinero para poder casarse, con una joven de quien se enamoró a primera vista y con quien tuvo dos hijos, que le dieron cuatro nietos y estos a su vez, dos bisnietos.

“A mi esposa la conocí, yo trabajaba en la estación, pero se va de vacaciones un compañero que tenía la labor de revisas las válvulas de los tanques de petróleo, acá en las llenaderas y como yo era de los que tenía más derechos de antigüedad, solicite el puesto”, detalló.

Agregó: “La primera vez que atravesé por Zamora y Guerrero, ella estaba vaciando la banqueta, porque su papá tenía un expendio de leche y nos vimos y fue amor a primera vista, hasta su muerte”.

Pepe Coronel, platica como era vivir en el Veracruz de principios del siglo pasado, en los famosos patios de vecindad.

“Un patio de vecindad era una familia, distintos caracteres, unas se peleaban, otros se llevaban bien, pero cuando había un enfermo, todo mundo acudía, yo quedé huérfano con cinco hermanos menores y gracias a ellos, a Dios y a las buenas personas pude sacarlos adelante, ya yo me case de último, que había entregado a todos los hermanos”, manifestó.

Sobre los bailes y tertulias, comentó: “Para ir a divertirte había categorías, por ejemplo la más baja era Las Delicias, era zona casi prohibida para la gente decente, en Villa del Mar a medio día había unas tertulias, donde se pasaban las damas más solicitadas, jovencitas, bonitas con los navales, en el salón grande y había un salón adjunto donde tocaba la danzonera y ahí era donde el pueblo bailaba”.

Continuó: “Los domingos había una kermes, dando vueltas al parque, en sentido contrario las damas y los varones, salones de baile estaba La Loma Mercantil, El Casino Oaxaqueño, Juventud Moderna y el Centro de Dependientes que fue una de las principales asociaciones que se dedicaron a engrandecer a Veracruz, porque de ahí salieron cuadros artísticos, se celebraban las fiestas patrias ahí con bailes, fue muy bonita mi juventud”.

Sobre la fiesta más grade del estado, el carnaval, detalló: “En el año 25, yo como niño me la pasaba recogiendo serpentinas y confetis, no había ningún camión que acarreara la comparsas, iban en carretas, ya después, como en los años treinta y tantos, vino a dar una sinfónica de La Cigarrera, ya empezamos a oír esa música y luego la XEU, que en el año 30 empezó, ya fuimos prosperando”.

Agregó: “Los desfiles de carnaval, como te digo, no habían camiones de pasaje, sino carretas tiradas por mulas y las demás personas a pie disfrazados, ya no sabían de qué disfrazarse y los hombres se disfrazaban de mujer y era la vacilada, pero allá por el año 48, el ayuntamiento le concedió permiso a unos de Guadalajara y en la calle de Ocampo, instalaron su changarro pero vestidos de mujer y de ahí para el real, nadie se quiso disfrazar de mujer”.

Además de dedicar su vida al ferrocarril, cuando era joven tuvo la oportunidad de convivir con figuras del cine mexicano como Andrea Palma, personaje del cual nos compartió la siguiente anécdota.

“Resulta que cuando vendía dulces en los teatros conocí a todos los artistas, pero en una ocasión en el Teatro Variedades, que no era cine porque era teatro, viene a actuar la compañía de Andrea Palma, estaba de moda la obra Le Mujer del Puerto, por el argumento que se trata de un marino que llega a puerto y busca placer y encuentra un adama que viene a resultar que es su hermana y se arma el titingó, el pleito y matan a un individuo, y el muerto soy yo”, dijo don Pepe Coronel.

Agregó: “Me pusieron así como el calzoncillos y me acostaron en una camilla para pasear el muerto frente al escenario, pero resulta que la camilla era corta y se me salían los pies y cuando iba atravesando el muerto, de allá de galería, grita el hermano de la ranita, de Luis Freyre, – ese que va en la camilla, cachirrada del Patio de Los Portales – y yo muerto le empecé a hacer así (señas con la mano), que se enoja Andrea Palma y dice, pásenme ese chamaco que ahorita le voy a, que va, me pare volado y uña, me salí por el callejón”.

Toda una vida de experiencias, anécdotas y de ser testigo del cambio de la ciudad y la sociedad veracruzana, siempre manteniendo su esencia y amor por Veracruz.

“A mí me gusta la humildad, la sencillez, lo que yo soy, un pobre, así, pero no me gusta tampoco faltarle el respeto a nadie”.