Lugar:
Fuente:
EFE

Las agencias de inteligencia estadounidenses que investigan los misteriosos “ataques” que afectaron al personal diplomático de Estados Unidos (EU) en Cuba y China apuntan a Rusia como principal sospechoso de la autoría, informó hoy la cadena NBC, citando fuentes de la investigación.

La sospecha de que Rusia está detrás de los supuestos ataques, en un principio considerados sónicos, se fundamenta por pruebas de comunicaciones interceptadas, conocidas en el mundo de los espías como señales de inteligencia, acumuladas durante una larga y continua investigación que involucra al FBI, la CIA y otras agencias de Estados Unidos.

Los funcionarios se negaron a dar detalles sobre la naturaleza de la inteligencia, pero sí indicaron que las pruebas todavía no son lo suficientemente concluyentes para culpar de forma oficial a Rusia.

En este sentido, la portavoz del Departamento de Estado, Heather Nauert, insistió hoy en rueda de prensa en que “la investigación está aún en marcha” y, por lo tanto, aseguró “no se ha culpado a nadie” todavía.

Desde el año pasado, el Ejército de Estados Unidos ha estado trabajando para realizar ingeniería inversa del arma o las armas utilizadas para dañar a los diplomáticos, de acuerdo con funcionarios de la Administración del presidente estadounidense, Donald Trump, asesores del Congreso y otros informados sobre la investigación, citados por la cadena.

Como parte de ese esfuerzo, EU recurrió a la Fuerza Aérea y a su programa de investigación de energía dirigida en la Base de la Fuerza Aérea Kirtland en Nuevo México, donde el ejército posee láseres gigantes y laboratorios avanzados para probar armas electromagnéticas de alta potencia, incluidas microondas.

Aunque EU cree que sofisticadas microondas u otro tipo de arma electromagnética probablemente se utilizaron contra los funcionarios, también están explorando la posibilidad de que se usaran otras tecnologías adicionales.

Estados Unidos ha dicho que 26 trabajadores del Gobierno resultaron heridos en ataques inexplicables en sus hogares y hoteles en La Habana a fines de 2016, causando lesiones cerebrales, pérdida de audición y problemas de cognición, equilibrio y visión.

Los extraños sonidos escuchados por los trabajadores inicialmente llevaron a los investigadores a sospechar de un arma sónica, pero el FBI luego determinó que las ondas de sonido por sí mismas no podrían haber causado las lesiones.