*De Woody Allen: “De pequeño quise tener un perro. Pero mis padres eran pobres y solo pudieron comprarme una hormiga”. Camelot.

DE LA CHAMPIONS

César Luis Menotti decía que el futbol es arte, pasión y a veces lágrimas. Cierto. Lo vimos apenas ayer cuando el gran Cristiano Ronaldo fue expulsado indebidamente, y arrancó a llorar a lágrima tendida, diría Minga, una gente de mi pueblo, como chamaco cuando te expulsan de tu equipo escolar. El Real Madrid decían que no sería lo mismo sin Cristiano, y la Juventus no levantaría con él, lo dicen sus detractores. Lo cierto es que ayer a Cristiano se le fueron dos goles, porque hubo dos penalties a su equipo, y él es el tirador. En España, en Madrid, chulona mía, un amigo estaba viendo ese juego en el Santiago Bernabéu, de la madrileña calle de la Castellana, me enviaba las tomas de las tribunas en lo que se iba llenado, solo le respondí: ‘Qué envidia’, mientras uno tranquilo y apoltronado en tu sitio orizabeño, lo veías por la televisión. Más tarde leí a quienes sí saben del futbol, José Ramón Fernández dijo en su tuiter que esa expulsión de Cristiano fue arbitraria, de un árbitro que no sopesó que era amarilla. Julián Ruiz, que escribe de futbol desde México 70, y lo hace para el Mundo de España, escribió del juego: “El juego de la Roma me recordaba a aquel genial desfile eclesiástico de la Roma de Fellini. Ver atacar a la Roma, con ese desfile patético, me ha hecho recordar el filme y casi reírme como en la película”. Periodista, ingeniero musical y conocedor del talento de los grandes, como Bob Dylan, Julián Ruiz, prosigue: hace trizas del juego de la Roma y a Benzema, si por él fuera, lo mandaría a casa y lo supliría por Mariano Díaz -que es muchísimo mejor que aquel Mariano Ubiracy de los legendarios Tiburones Rojos de don Pepe Lajud-, que entró diez minutos y les hizo un gol fenomenal y por poco les hace otros dos. Lopetegui se complica, ese entrenador corrido de la selección por ojáis (eso es ojete), cuando la selección española pintaba para ser finalista y campeona del mundo, como se le vio la gran calidad al enfrentarse apenas a Croacia y golearlos, en ese Mundial si no se va este burro al Real Madrid, en una jugada sucia y cochina y marrana, diría el amoroso AMLO, del presidente Florentino Pérez, al anunciar su contrato como entrenador del Real cuando debió haber sido al terminar el Mundial. Real Madrid tiene para llegar a finalista y ser campeón. Le alcanza. No tendrá al gran Cristiano, pero con Bale, Asensio, los dos grandes porteros, Navas y Courtois (pronúnciese muy mamonamente en francés: Curtuá), Modric, Kroos y ahora este Díaz, que es catalán, del meritito Barcelona y no se sabe porque se les escapó al Barcelona de Messi, con ellos tendrán para andar dando batalla. Larga vida a la Champions de la UEFA. Ver eso es ver un Mundial de equipos.

EN LAS RODILLAS

Esta columna, que ustedes leerán hoy o mañana, o quizá nunca, se escribe sobre las rodillas en mi laptop, a brincos por la desastrosa, mala, cara y deteriorada autopista de Capufe. Sucede que voy rumbo a Xalapa, a la capital del estado se va a algunas cosas, quien esto escribe normalmente va a sesiones con los colegas periodistas comisionados y la presidenta y el secretario ejecutivo de la Ceapp, la Comisión Estatal para la Atención y Protección de los Periodistas, que ahí la llevamos entre críticas infundadas, la mayoría del tiempo de gente del gremio que a veces practican la antropofagia, es decir devorarse entre ellos, como Saturno cuando devoró a sus hijos, según la mitología, el cuadro que inmortalizó Goya y que está fijo y para ser visto en el Museo del Prado, que pronto debo ir a verlo. La Ceapp hace bien su chamba. Otra es comer con mis amigos del grupo ‘Cada quien paga lo suyo’, del cual dos comunicadores se han apartado, Orlando y Hakim, siempre andan ocupados. Pero ahí la llevamos entre anécdotas de la política y del tiempo y las vivencias de lo cotidiano. La otra causa a la que voy es que me atiende desde hace casi un millón de años, el dentista de Hollywood, Javier Francisco Zamudio, quien juró darme de alta este mismo diciembre, y ponerme ahí en su consultorio dental, aquella rola de La Tariacuri: Diciembre me gustó pa’ que te vayas. Decía Agustín Acosta Lagunes, que a Xalapa solo se iba a dos cosas, o de estudiante o gobernador. Ahora parece que no, parece que también se viene a esta bella ciudad por el pasaporte mexicano, como lo hizo la Gordillo (Elba Esther), que traía de conductor designado tipo Uber a Othón González Ruiz, que ese día le hizo a la policía china. En esas ando, lidiando la autopista y las retardadas colas de sus mugres casetas, que generalmente son altas generadoras de billetes, al menos la de Fortín recauda dos millones de pesos diarios, y no hay poder humano, ni del que se va ni el de que llega, hablo de los presidentes, de quitarlas, porque la lana es la lana, y el dinero no es la vida, es tan solo vanidad. Ah si por el dinero fuera. Bien lo dijo Groucho Marx: “Con el dinero sucede lo mismo que con el papel higiénico; cuando se necesita, se necesita urgentemente”.

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