«En las personas con diabetes, los constantes niveles altos de glucosa en sangre pueden dañar diferentes órganos: los ojos, con disminución progresiva de visión que puede desembocar en ceguera; los riñones, con pérdida creciente de la función renal que puede terminar en diálisis; el sistema nervioso periférico con alteración de la sensibilidad de los miembros inferiores, lo que supone un grave riesgo de úlceras y amputaciones; el sistema nervioso autonómico con alteraciones digestivas, urinarias y de la esfera sexual (impotencia) y las arterias de la extremidades inferiores con riesgo de amputaciones». Lo escribe Ramón Pereda Terán en su libro «Remedios para decirle adiós a la diabetes».