«La conspiración política en el movimiento del 68 puede explicar parte de los hechos pero no su esencia: los estudiantes no fuimos marionetas del poder y mucho menos de una conjura comunista, como creía no sólo el Presidente de la República sino la CIA. Los estudiantes que participamos, fuimos actores de nuestra historia. Hicimos historia al marchar. El pliego petitorio se basaba en seis puntos modestos y una exigencia de diálogo: libertad para manifestarnos, libertad para disentir del poder. Conviene recordar ese valor para los tiempos que vienen. Octavio Paz lo postuló en la línea final de Posdata: «Tenemos que aprender a ser ser aire, sueño en libertad». Lo escribe Enrique Krauze en «Reforma».