Hace algunos años, pocos, por cierto, Ricardo Ahued, siendo diputado por Xalapa, al Congreso local, se distinguió por hacer fuertes declaraciones cuestionando, vaya, criticando acciones del entonces gobernador Javier Duarte, por lo que, a su vez, fue cuestionado por los hombres del círculo cercano, muy cercano al exgobernador.

Sin embargo, esas críticas no lo hicieron replegarse, al contrario, logró sumar a su causa al diputado xalapeño, David Velásco Chedraui, quien, igualmente, votó en contra de varias de las propuestas de Duarte en el congreso.

Ricardo, no se amilanó, no se arrugó y siguió siendo critico al grado de llamar la atención de las huestes de Morena y, más tarde, de las instancias de dirección nacional, hasta llegar al líder moral, Andrés Manuel, de tal suerte que hasta lo hicieron candidato al senado de la república, en cuya elección aportó miles y miles de votos, ya que al igual que Rocio Nahle, obtuvieron más votación que el propio AMLO.

Ahora, tiempo presente, ya como senador de la república y, principalmente, como exalcalde de Xalapa y ex diputado federal y local por nuestra capital, condiciones que le permiten tener un amplio y objetivo conocimiento sobre la problemática que se vive en el municipio, ha retomado la ruta crítica y ha cuestionado la actuación del actual alcalde, Hipólito Rodríguez, lo que provocó una respuesta fuera de contexto, huérfana, enfermiza y sin sentido de parte del dirigente estatal de Morena, Manuel Huerta, el futuro Vicegobernador o gobernador alterno.

Dijo Huerta que Ahued no conoce la realidad…. Vaya qué barbaridad tan bárbara, a Ricardo se le puede cuestionar por muchas otras razones pero, no porque desconozca la realidad de Xalapa, la que él, al igual que muchos de los exalcaldes con vida que hay en esta Atenas Veracruzana, saben bien lo que día con día ocurre en nuestra gran ciudad.

Los baches…. Su atención no requiere soluciones de gabinete y, menos la aplicación de la física cuántica.

La basura…. Es entendible que si se cierra un “tiradero”, hay que tener el plan “B”…. No lo hubo, no lo hay.

El agua, desde hace muchos años los xalapeños sabemos que hay que reunirse, con las autoridades municipales de Quimixtlan, Puebla, con la finalidad de renovar o concretar nuevos acuerdos para que se garantice el abasto de agua desde Chilchotla.… Transcurridos nueve meses, sencillamente, NO lo había hecho.

Estas tres realidades no son nuevas, datan de muchos años atrás y, Don Hipo, no le puso la atención debida a ninguna de las tres, por lo que todas hicieron crisis a la vez.

Estas circunstancias la vivió Ahued, como las vivieron David Velásco o Carlos Rodríguez Velásco, por mencionar únicamente a tres de los exalcaldes, que obviamente, gobernaron en tiempos distintos, viviendo, todos, las mismas dificultades, pero atendidas, sorteadas y resueltas de distinta manera a como actúo Don Hipo y, en ninguna de sus administraciones, se tuvo una crisis como la que se vivió en estos últimos días.

Por su experiencia como alcalde y como diputado xalapeño, Ahued respondió a Huerta: “no sé quién lo invito a esta fiesta, este señor, como es su costumbre, declara que yo no me meta, ¿cómo no me voy a meter si se trata de Xalapa? …. Mal hace Huerta, que en vez de conciliar, se mete a un pleito, cuando le debería dar vergüenza ver los baches que hay en la ciudad, ahí se debería poner a trabajar”.

Ahued remató así: “si él quiere ser alcahuete” que entonces sí lo deslinde de Morena; advirtió que seguirá siendo crítico y autocrítico, “lo lamento, así soy yo y no podemos dejar de ser honestos”, y que “si ellos creen que les estorbo que me lo digan cuanto antes, yo no tengo ningún problema, si les estorbo que me lo vayan diciendo”.

En fin, el futuro gobernador alterno puede intentar defender a Don Hipolito, pero ojalá lo hiciera de manera objetiva y con propuestas, no con críticas sin sustento y, menos, con arrebatos de soberbia.

Porque, por sobre todas las cosas, no hay que olvidar, ni perder de vista, que las elecciones, para la presidencia de la república y para la gubernatura, las ganaron Andrés Manuel y Cuitlahuac, nadie más.

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