AMLO ha dado dos grandes virajes, después de ganar la elección. Primero dijo que recibía un país sin crisis política y económica; a los 15 días expresó que recibía un país en bancarrota. En cuanto a los empresarios y a Texcoco, logró un cordial acercamiento con ellos y dio todas las señales de aceptar lo ya avanzado para el aeropuerto, respetar la opinión de los especialistas, de las encuestas y de los inversionistas. Y de pronto, dio otro viraje, «ahora vamos con Santa Lucía con AIM y Toluca». Ideó una consulta, básicamente para los suyos que ha generado tremendas críticas- lean a «Catón» en «Reforma» sobre el tema, como un ejemplo-. No se sabe si es por enterarse del gran negocio de quienes compraron terrenos alrededor de NAIM o por la presión de sus radicales de Morena. Los mercados ya están reflejando este cambio por la incertidumbre prevaleciente, y el peso está perdiendo su valor. Este día, «Templo Mayor» de Reforma especula de algo que ojalá se concrete: «la consulta- (totalmente inducida a favor de Santa Lucía, nada más de ver la pregunta, el folleto anexo y los spots y videos de morenistas) podría ser una estrategia de AMLO para legitimar dos cosas: por un lado, la decisión de romper su promesa de campaña de frenar el aeropuerto, atribuyéndosela al pueblo. Y por otro lado, dar carta de naturalización a este tipo de consultas al «perder» la primera, pues así difícilmente se podrían descalificar las próximas que haya». Esto si se induce finalmente a que gane Texcoco, pero si gana Santa Lucía mandaría la señal de que le vale gorro el gobierno de economía abierta, la opínión técnica de los especialistas, el resultado de las encuestas ya realizadas y la confianza de los inversionistas nacionales y extranjeros.