Esta mañana culminó una era de 85 años en la casa real inglesa, al morir Whisper, el último erro corgi de la reina.
Su Majestad mantuvo a esta raza como sus mascotas desde 1933, pero la muerte del can de 12 años, en los que siguió a la reina de una habitación a otra y la acompañó a las reuniones con dignatarios.
Se dice que la reina está muy triste por la pérdida de Whisper, al que acogió en 2016, después de que su propietario, el portero de Sandringham Bill Fenwick, muriera.
Whisper murió en el castillo de Windsor la semana pasada después de estar mal durante varias semanas, informaron fuentes cercanas.
Se trataba del último corgi, la raza de perros pequeños favorita de la reina, que poseía desde la muerte en abril de 2018 de Willow, descendiente de un gran linaje de corgis que ella misma había criado.
Isabel II cuenta aún con dos perros, los dorgis Candy y Vulcan, cruces de las razas teckel y corgi.
En 2015, la prensa británica indicaba que la soberana había cesado de criar corgis para no dejarles huérfanos a su muerte.
Los corgis llegaron a la familia real en los años 1930. La reina Isabel II crió a varias generaciones desde Susan, su primer corgi recibido como un regalo por sus 18 años en 1944.
Estos canes tenían costumbre de corretear con total libertad por todo el palacio de Buckingham. Varios de ellos fueron retratados junto a la reina, en fotos oficiales o en cuadros.