*La derrota tiene algo positivo, nunca es definitiva. En cambio la victoria tiene algo negativo, jamás es definitiva. Camelot.

LA MUERTE DE POLO LEVET

Un amigo en común, de Rico, mi hermano Enrique y mío, tenía días que lo traíamos perdido por los WhatsApp. En comida de sábado veracruzana nos preguntábamos qué habrá sido de él, ¿se habrá enfermado?’. Pues no, Rico investigó con una de sus hijas y había muerto el buen Polo Levet, hospitalizado por un infarto. Polo fue un amigo al que no vimos desde hace una treintena de años. Éramos buenos cuates cuando todos vivimos en Veracruz, en nuestra soltería y en el trabajo que nos hizo ser un poco más hombres, responsables de nuestra vida. Y tomamos cada quien nuestros caminos, para formar nuestras familias y hacernos un poco mejores. Él partió a su tierra natal, Tapachula, en Chiapas. Pero el contacto que manteníamos en las redes nos hacía cómo si aquí nos viéramos todos los días. Ponderaba mucho a su familia, y estaba muy cerca de Dios. Sé que allí está ahora leyendo estas líneas, porque el WhatsApp y los correos electrónicos ya no lo dejarán ver estas líneas, como acostumbrábamos cuando leía mi columna diaria. A sus 70 y pico de años falleció, al amparo de Dios Nuestro Señor y rodeado de su familia, sus hijos, su esposa, de quien siempre presumía quererla mucho. Su vida en Tapachula, Chiapas, fue fructífera, llena de amor a los suyos. Descansa en paz querido amigo, extrañaremos nuestras pláticas cibernéticas. Sé que estás al lado de Dios. Te lo mereces. El día ha terminado. Se fue el sol, de los lagos, de las colinas, de los cielos. Todo está bien. Descansa protegido. Dios está cerca.

EL ETERNO BOB WOODWARD

El diario El País, en su edición del sábado de Babelia, recoge una entrevista de Amanda Mars al gran Bob Woodward, quien junto a Carls Bernstein echaron pa’ afuera al presidente Nixon, en aquel famoso affaire de Watergate, que aún se ponen de ejemplo como clases en Harvard en las aulas del periodismo. Ambos dos (Diría Fox) se elevaron al olimpo de los dioses, el periodismo cobró vigencia y los dos editores, la dueña Katherim Graham y Ben Bardley, del Washington Post, este último gran amigo del presidente JFK, le dieron el beneplácito para que se siguiera la investigación, pese a la presión de la presidencia que amenazaba con cortarles los tompiates, a estos dos periodistas y a otros de ese señero diario. El periodismo de investigación, con el chismoso de Garganta Profunda, le dio un viraje a esa nación. Raúl del Pozo escribió de ese incidente: “La lavadora de ropa sucia y el enjabonamiento es para mí una analogía del periodismo, tal vez desde que el ex fiscal y jefe de la campaña de Nixon amenazó al Post diciendo: «Si publicáis toda esa mierda, Katie Graham se va a pillar las tetas en la máquina de escurrir ropa». La que se pilló las tetas fue la Administración Nixon mientras Katie, la gran dama de la libertad de expresión, llevaba colgada alrededor del cuello una escurridera de ropa en miniatura que le regaló un dentista y en todo momento estuvo dispuesta a ir a la cárcel antes de revelar las fuentes de sus periodistas”.

LA ENTREVISTA

Pues estoy con Bob Woodward, porque acaba de salir al mercado su libro, “Miedo”, que en español sale en tres semanas, donde enfrenta a Donald Trump, como lo han enfrentado muchos periodistas, retórnese a la figura de la Casa Blanca, donde corre a un periodista de CNN, o aquella donde el mismo Pelos de elote saca con guaruras a nuestro paisano, Jorge Ramos, en esos territorios hostiles de Donald Trump. La entrevista, llamada: “La prensa ha mordido el anzuelo de Trump”, es un poco larga para este espacio, se puede leer en Internet y buscarla, para los amantes del periodismo.

PREGUNTA. Empieza su libro destacando una frase de Trump: “El verdadero poder es el miedo”. ¿Tiene razón?

RESPUESTA. Sí, creo que parte del poder verdadero es el miedo, aunque no es la parte principal. Él dijo eso en su hotel, a finales de marzo de 2016; fue un comentario aparte, casi shakespeariano, lo dijo prácticamente en un susurro, pero fue muy claro: el poder real es el miedo. Eso es lo que él pensaba y estaba dispuesto a publicarlo abiertamente. Yo estaba buscando un título que capturase su forma, su estilo, a la hora de operar, que hubiese salido de su propia boca

P. El libro dibuja un escenario de locura dentro del Gobierno del país más poderoso del mundo. ¿Cree que Trump es así de manera espontánea o forma parte de una estrategia?

R. No es estratégico, él actúa a través de impulsos. No planea. Una vez pensé que si Melania le enviase al supermercado, iría sin lista de la compra. Llegaría allí y diría: “Esto está bien”, “Esto tiene buena pinta”, “Vamos a probar esto…”. Y, claro, ese es uno de los problemas y es lo que lleva al ataque de nervios a los que están cerca de él, los que más saben.

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