Agustín Basilio de la Vega
El presidente Andrés Manuel López Obrador inició sus primeros días de su mandato con la más alta aceptación por parte de los ciudadanos en la historia del México moderno. Algunas encuesta señalan que más del 70% de la población tienen esperanzas que mejore el país.
Las primeras acciones de gobierno muestran la determinación del presidente a cumplir la mayoría de sus promesas de campaña: Deshacerse del avión presidencial, no despachar en Los Pinos, realizar una conferencia de prensa cada mañana entre otras.
En marcha pero sin concretarse, se ha anunciado que el precio de la gasolina bajará en tres años cuando estén produciendo la nueva refinería que construirá PEMEX y las que se reconfigurarán.
El presidente no ha podido cancelar el NAIM, ni bajar el sueldo de la mayoría de los funcionarios públicos. En materia de seguridad, se conservará al Ejercito y a la Marina vigilando las calles por lo que no regresaran a sus cuarteles.
Son muy pocos días para poder evaluar todos los aspectos de la nueva administración pública por lo que muchos ciudadanos expresan en las redes sociales que hay que dejarlo trabajar aunque de hecho, es el presidente que más puede hacer y deshacer porque es también el que menos obstáculos tiene. La opinión de los ciudadanos o de los diputados de oposición no le hace impiden absolutamente nada pues tiene mayoría relativa en ambas cámaras.
No obstante lo anterior no es sencillo para el presidente ir en contra del entorno internacional y del andamiaje institucional que ha alcanzado México.
Ejemplo de lo anterior es que en el mundo globalizado de hoy una decisión anti económica como la cancelación del NAIM afecta no solo la economía de los mexicanos sino también de millones de extranjeros que han invertido en México por lo que es mal vista. En este asunto, el presidente tiene la oportunidad de rectificar y devolver la confianza en el país continuando la obra en Texcoco.
Es muy delicado, por otra parte, que el presidente hable mal de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, eso no es republicano. Los tres poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, además de tener funciones propias y específicas, garantizan que México sea una autentica República Federal, democrática y Representativa y no un Totalitarismo con un “movimiento” de estado donde todos estén sojuzgados por una solo persona.
Como la mayoría, yo también deseo que México camine hacia mejores días pero también temo, como muchos otros, a una dictadura. Si insisten en abandonar obras y demoler las instituciones democráticas será difícil alcanzar los más nobles objetivos de justicia y bien común.
@basiliodelavega 10 de dic de 2018.