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Cada vez existen más evidencias científicas de la importancia de una correcta hidratación no solo para estimular el funcionamiento renal, mejorar las digestiones o mantener el pelo y la piel sanos, sino en relación al equilibrio emocional, la prevención de la depresión y el cuidado de las funciones cognitivas como la memoria o la concentración.

Incluso una deshidratación de carácter levepuede alterar el estado de ánimo, el nivel de energía y la capacidad de pensar con claridad de una persona, según dos estudios realizados recientemente en el Laboratorio de Rendimiento Humano de la Universidad de Connecticut, uno de ellos realizado a varones, y otro a mujeres, ambos con resultados bastante similares.

Las pruebas demostraron que no importaba si una persona había caminado durante 40 minutos o estaba sentada en reposo: los efectos adversos de una deshidratación leve eran los mismos. Esta se define como una pérdida de aproximadamente el 1.5 por ciento en el volumen normal de agua en el cuerpo. Así los resultados apuntan a que no solo se debe permanecer hidratado constantemente ante el ejercicio físico, el calor extremo o el esfuerzo.

Una deshidratación de carácter leve puede alterar el estado de ánimo, el nivel de energía y la capacidad de pensar con claridad de una persona. Foto: María José Martínez / Cuartoscuro

Según apunta Lawrence E. Armstrong, uno de los científicos que lideraron ambas investigaciones y experto internacional en hidratación con más de dos décadas de trabajo científico a sus espaldas en la materia, es importante no esperar a tener sed para beber. “Nuestra sensación de sed no aparece realmente hasta que estamos deshidratados al 1 o 2 por ciento. Para entonces, ya está comenzando a impactar en el rendimiento de nuestra mente y cuerpo”.

Otra de las claves es que nadie se libra de las garras de la deshidratación. “Afecta a todas las personas, y mantenerse adecuadamente hidratado es tan importante para quienes trabajan todo el día frente al ordenador como lo es para los corredores de maratón, que pueden perder hasta el 8 por ciento de su peso corporal como el agua cuando compiten”, agrega.

LA DESHIDRATACIÓN LEVE DEPRIME MÁS A LAS MUJERES

En la prueba realizada con mujeres jóvenes, la deshidratación leve causó dolores de cabeza, fatiga y dificultad para concentrarse. Por otra parte, las participantes también percibieron que las tareas eran más difíciles cuando estaban ligeramente deshidratadas, aunque no hubo una reducción sustancial en sus capacidades cognitivas. Los hombres reportaron también dificultades con las tareas mentales, particularmente en las áreas de vigilancia y memoria de trabajo.

Si bien los hombres jóvenes también experimentaron fatiga, tensión y ansiedad cuando estaban ligeramente deshidratados, los cambios adversos en el estado de ánimo y los síntomas fueron “sustancialmente mayores en las mujeres que en los hombres, tanto en reposo como durante el ejercicio”, según el estudio.

Otra investigación distinta ha arrojado luz sobre esta cuestión, demostrando quelas neuronas en el cerebro detectan la deshidratación y pueden “comunicar esta información” a tras partes del cerebro que regulan el estado de ánimo cuando se produce la deshidratación. Este proceso podría ser parte de un antiguo sistema de advertencia que protege a los humanos de las consecuencias más terribles y los alerta sobre la necesidad de agua para sobrevivir.

Para mantenerse adecuadamente hidratados, los expertos como Armstrong recomiendan que las personas beban ocho vasos de agua diarios, lo que equivale aproximadamente a aproximadamente dos litros de agua. Las personas pueden verificar su estado de hidratación controlando el color de su orina, que debe ser de un amarillo muy pálido en individuos correctamente hidratados, mientras que si presenta un color amarillo oscuro o tonalidad canela indica mayor deshidratación. Es importante prestar atención a los grupos de alto riesgo, como ancianos, las personas con diabetes y los niños.