*Aquí no pasa nada; mejor dicho, pasan tantas cosas juntas al mismo tiempo que es mejor decir que no pasa nada. Jaime Sabines. Camelot.
POR DONDE EMPEZAR
Hay mañanas que el huamachito florece y uno ve para escribir la página en blanco, totalmente en blanco, como aquel abismo donde relató J.D. Salinger, en El guardián entre el centeno, la caída de unos niños a un barranco, cuando soñaba feito. Es media semana que parece lunes, por los días de fiestas decembrinas y la llegada del Año Nuevo y la despedida de la Nochevieja. En Veracruz pocas cosas pasaron, un zafarrancho con vista al mar, donde dos familias, como los Capuleto y Montesco, se enfrascaron en una batalla de máscara contra cabellera, todos elegantes con su ropa de despedida del año, escena titulada por Notiver que habían reñido por una miada (quien iba a pensar, que por una miada lo iban a matar, según reza la canción revolucionaria, llamada El meón), el día Primero del año, antes de dormir, ya era viral ese lio y se fue a las televisoras nacionales, escasas de noticias y los memes se emparejaron con la cinta Roma, del gran Cuarón. Alguien me dijo que en Veracruz la tradición de ir a seguir viendo la llegada del amanecer, ese mismo día, aún persiste.
EL RETORNO
Fiel a mi costumbre de transitar dos o tres veces por semana la autopista de Capufe, lo tuve que hacer de regreso el día 2 de enero. De regreso a mi aldea, después de pasar fin de año en Veracruz. La autopista de Capufe bien, no había tanto tráfico, el problema lo siguen teniendo en las casetas de cobro. Las dos, la de Cuitláhuac y Fortín están para llorar. Una gran tarea para la Cuarta Transformación, es sencilla la solución: poner 12 casetas de cobro, 6 de cada lado, no importa sea periodo vacacional o normal, son miles los autos y tráileres doble remolque que por allí circulan. Y pagan.
LOS ESFUERZOS EN PEMEX
“Me patea el hígado la corrupción”, comenzó diciendo en su edición mañanera el presidente AMLO. Hay algo que debe aplaudirse y reconocerse, ese largo y sinuoso camino que encontraron donde en PEMEX, desde adentro, se maquinaba una operación de robo de combustible, que ni Ripley la hubiera imaginado, ni Ali Baba con sus 40 ladrones, en contubernio con empleados desleales y sindicalizados que le entraron con su tajada. De todos era sabido, o al menos sospechado, que desde adentro salían las pipas con gasolina robada para venderla al mejor postor, o gasolineras bien instaladas o vendedores ambulantes que, con descaro, la vendían dónde podían y querían. El presidente puso el dedo en la llaga y algo vendrá para bien de esa paraestatal.
LOS DUELOS EN LOS TUITS
Debo decir que soy poco tuitero, no los utilizo pero si los espió y veo todos los días. En el tuiter es otro el México que allí se aborda y desborda. Los políticos, comenzando por el presidente AMLO, suelen utilizarlo, como Trump bestialmente. Allí se dan con todo, hace poco José Antonio Meade, excandidato presidencial, sospechosamente comenzó a utilizarlo públicamente después de la derrota, lo mismo si se trepa a un avión que si va al mercado por la cena de Fin de Año. Meade se metió a la discusión del cancelado aeropuerto, un rifirrafe (riña o pleito poco importantes) le llamarían los españoles, y escribió que cancelarlo costaría a la Nación 145 mil millones de dólares, que con eso alcanza para mantener toda una vida, a millones de personas. No fue lejos por la respuesta, el viejito Jiménez Espriú, secretario de SCT, le respondió: “Son las cuentas alegres de un hombre triste”. Por poco le canta la de José José de la OTI. No sé en dónde le vio la tristeza, si José Antonio Meade anda relajado. Lo que no esperó fue la andanada en su contra, lo menos que le escribieron al secretario es que no tiene nivel para entrar a una discusión, y si descalificaciones. Meade le respondió alegre, y soltó algo de que en una servilleta se lo explicaba. Y lo de la servilleta se fue a los tuiters, como aquel contrato legendario que se firmó en un bar en una servilleta, un 14 de diciembre del año 2000, cuando Leo Messi tenía 12 años y su padre firmó en ese papel la exclusividad al Barcelona. Esa servilleta se exhibe en el museo del Club como reliquia, pero esa es otra historia que les cuento otro día.
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