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Europa Press

En ciencia, el efecto Mona Lisa se refiere a la impresión de que los ojos de la persona retratada en una imagen parecen seguir al espectador cuando se mueven frente a la imagen.

Dos investigadores del Grupo de Excelencia de Interaccion Tecnológica Cognitiva (CITEC, por sus siglas en inglés), en la Universidad de Bielefeld, demuestran que, irónicamente, este efecto no se produce con la pintura mundialmente famosa de Leonardo da Vinci Mona Lisa, desacreditando una leyenda científica.

Los expertos presentan los resultados de su estudio en la revista i-Perception.

La gente es muy buena para evaluar si otros los están observando o no. La psicología de la percepción lo demostró en la década de 1960, afirmó Gernot Horstmann, miembro del grupo de investigación en sicología neuro-cognitiva de la Universidad de Bielefeld y el grupo de excelencia CITEC. Se especializa en el movimiento y la atención ocular, y es uno de los dos autores de este nuevo estudio.

Las personas pueden sentir que las están mirando desde fotografías y pinturas, si el personaje retratado mira hacia adelante de la imagen, es decir, con un ángulo cero grados, explicó.

“Con una mirada ligeramente lateral, es posible que aún se sienta como si lo estuvieran viendo. Esto se percibió como si la persona retratada estuviera mirando su oreja, y corresponde a unos 5 grados desde una distancia de visión normal, pero a medida que aumenta el ángulo, no se tendría esa impresión.

Curiosamente, no tenemos que pararnos justo delante de la imagen para tener la impresión de ser observados, incluso si la persona que aparece en ella ve hacia adelante, señaló Sebastian Loth, del grupo de investigación de sistemas cognitivos sociales, que forma parte de la Facultad de Tecnología y CITEC. “Esta impresión surge si nos colocamos a la izquierda o a la derecha y a diferentes distancias de la imagen. La fuerte sensación de ser mirado es precisamente el efecto Mona Lisa”.

Análisis con 24 personas

En su investigación sobre comunicación con robots y avatares, Loth encontró repetidamente ese término, acuñado en relación con la famosa pintura. “En sí es innegable y demostrable, pero con la Mona Lisa, de todas las pinturas, no tuvimos esta impresión”.

Para probar esta observación, Horstmann y Loth hicieron que 24 participantes del estudio miraran a la Mona Lisa en una pantalla de computadora y evaluaran la dirección de su mirada. Se sentaron frente al monitor. Se colocó una regla plegable simple entre ellos y la pantalla a varias distancias. Los participantes indicaron dónde se encontraba la mirada del personaje.

Para probar si las características individuales de la cara de Mona Lisainfluyeron en la percepción que los espectadores tenían de su mirada, los investigadores utilizaron 15 secciones diferentes del retrato, desde la cabeza hasta los ojos y la nariz. Cada imagen se mostró tres veces en orden aleatorio.

Horstmann y Loth recopilaron más de 2 mil evaluaciones de esta manera, y casi todas las mediciones indicaron que la mirada de Mona Lisa no es directa, sino está del lado derecho del espectador. El resultado: los participantes en nuestro estudio tuvieron la impresión de que la mirada del personaje estaba orientada hacia su lado derecho. Más específicamente, el ángulo de la mirada era de 15.4 grados en promedio, puntualizó Gernot Horstmann.

“Por tanto, está claro que el término efecto Mona Lisa no es más que un nombre inapropiado. Ilustra el fuerte deseo de ser observado y ser el centro de atención de otra persona, ser relevante para alguien, incluso si no se conoce a la persona en absoluto.”

La dirección de la mirada tiene un papel importante en el diseño de personajes virtuales o avatares para sistemas de asistencia o juegos de computadora. Cuando nos comunicamos con un avatar, por ejemplo, en un entorno virtual, la mirada mejora nuestra comprensión del avatar, explicó Sebastian Loth.

Al usar su mirada, el agente virtual puede expresar su atención y apuntar a objetos que son o serán relevantes para la tarea, como un humano.