Ya de madrugada regreso en este momento de tu hogar. Cambiado todo.

Tú esposa a un lado de ti inseparable mujer, duermes en tu ataúd. Tus hijos atienden a los asistentes, tus nueras y cuñadas, distribuyen café y pan, te y …,una vieja lona de carpa nos cubre del agua de las nubes en esta noche fría en la colonia Los C edros, vecino del gran amigo “Chololo”, estamos comentando de tus vivencias, pero ya no nos escuchas para afirmar que sí fueron verdad…en lo personal considero que sí. Como decía una doctora, a pesar del freno de los latidos del corazón, escuchan a los amigos y si me escuchas, estamos dialogando a escasos metros en donde duermes en ese cajón, presentable por cierto, morada eterna…¿te acuerdas “Gûicho Piencho?

¿Que imitando a Enrique Borja, anotabas goles como el esposo de Sagrario Baena?…en Chinineros, tu equipo del cual fuiste fundador, lo recordamos ahora, en el Adolfo López Mateos en Coatepec y en tu cancha sagrada del Magueyal en Teocelo…delantero oportuno en los centros de los extremos naturales, por la izquierda Alfredo Ortiz Medina y yo por la banda derecha…en las recordadas alineaciones ofensivas de un 3-2-5…totalmente valientes que se aplicaba a le perfección: tres defensas, dos medios y cinco delanteros, divididos en dos extremos naturales, dos interiores y un centro delantero.

“Güicho”…tú culminabas las jugadas, festejaban como Borja y fueron demasiados goles para conquistar una y otra vez, los campeonatos de goleo en los años 1963 y 1967…tu obligada ausencia para trabajar en el DF en las papelerías de los Chedraui, en las Tony, allá en La Merced, la cubrimos con el “Piquiri” Félix…también ya fallecido.

Hace unos momentos, en las afueras de tu hogar, en las acondicionadas sillas metálicas, tú dormido, tu afligida familia, comentábamos con el maestro Francisco Martínez Chama, el Pancho “Jorobas”, el famoso “Piropo”, tu entrañable amiga de dominó, la “Chilanga”…tus glorias en Chinineros, están las fotos, testimonio fiel de lo que dejaste, pero además “Güicho”, debo agradecerte tu lealtad a un equipo que fundaste con varios principiantes como Fello Peña, Fello Ortiz, Güicho Pale, mi. Hermano Jorge Mora, “Chepis” Viccon Pale, Erasmo Martínez, el “Calcetín”, El “Chupao” Jorge Adán, ellos aún con vida y eres primo, el primero que dice adiós, de este equipo triunfador…Chinineros…no lo mencionamos por jactancia, solo reconociendo el ímpetu y la decisión goleadora que demostraste en los torneos de inicio del futbol en Teocelo.

Dije a las nueve de la noche, al enterarme de tu adiós, camino a tu casa…”se fue un goleador”…de los que ya no se dan. De los que recibían madrazos en las piernas y continuaban corriendo tras el balón, de aquellos como tú que cabeceaban esos balones de cuero y zurdidos de hilo de pesca, que se anidaban en las redes de la portería enemiga…de los centros delanteros que no festejaban como ahora con payasadas, ofensas al equipo contrario, cuando es su obligación anotar, para eso les pagan y no precisamente corcholatas…tú lo hacías por ese placer de anotar y satisfacción personal y de equipo….sin ofender y sin alterarse.

Expreso públicamente mi eterno agradecimiento, a ti “Gûicho” Piencho, las atenciones que me brindaste en ese año futbolero que vivió México en su Campeonato Mundial de 1970, allá en donde vivías en República de El Salvador, en el centro de la ciudad de México…mis visitas fueron siempre para alegrarnos y brindar por Teocelo, que de alguna u otra manera estaba representado en ese Mundial en el estadio Azteca y a ti “Güicho” te entusiasmabas cuando acudíamos a la Torre de Papel, expendio de diarios, para leer mis crónicas deportivas del Mundial de Futbol…

Teocelo en el ámbito mundial, lo decías con Benjamín, tu compañero y su familia en esa calle cercana al Zócalo y a Palacio Nacional, en República de El Salvador…pero ahora José Luis emprendes ese viaje que todos tenemos que acatar, y las lágrimas escapan quiérase o no, ante tus hazañas deportivas, en tu quehacer educativo, y en tu vida familiar.

“Güicho”, me dispongo a dormir un rato. A las diez de la mañana vamos por ti. Cumpliendo lo que dijiste a tu hermano Aníbal Andrade:

“Quiero ser velado en casa de mi mamacita Socorro. Allá que me recen y que digan salud”, y a pesar de las ocurrencias de la funeraria que dispone – esto lo dudo – de que sea solamente la familia que participen tu traslado a casa de tu hermana Andrea para que sigan siendo velando, segunda noche…estaremos como se acostumbra aquí en Teocelo, “cargando tu ataúd” y si quiere la carroza…que nos sigan.

Voy a descansar par de horas “Güicho”…disculpa. Son las cinco de la mañana.

Te dejo en casa de tu hermana y le pelo a un asunto en la montaña.

Por la noche de hoy jueves…te acompañaremos con la flota chininera. Y de un chingo de amigos que dejas, gracias al futbol, y ejemplo de padre de familia y de una labor digna como fueron tus años de maestro hasta tu jubilación.

Hasta luego José Luis…voy a dormir par de horas.