Todo ser humano debidamente educado siente un sincero interés por el bien público
Stuart Mill
Tengo una consideración amplia, que se funda en mi humanidad, y precisa que por encima de las ideologías, están los derechos humanos, y por encima de la libre determinación de los pueblos, se encuentran los derechos humanos.
Uno en esta vida no se puede, ni debe mantenerse al margen de las injusticias, si bien en diversas ocasiones no se puede influir sobre lo que sucede en otros territorios o individuos, sí vale señalar valores universales como deben ser la libertad, la seguridad y un acceso amplio a la búsqueda de un Estado de Derecho.
Lo anterior, seas marxista, socialdemócrata, liberal, marginalista, o comunista, la fuerza nacional acude al fecundarse en la condición humana.
Ello lo menciono, a partir de que Venezuela vive este miércoles una jornada intensa en la que los acontecimientos se suceden de forma frenética. El presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, se ha declarado “presidente encargado” del país sudamericano. A partir de que se ha recibido el beneplácito de toda la oposición y de los líderes en el exilio.
Acto seguido, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha respaldado a Guaidó y, en un comunicado, la Casa Blanca ha señalado que lo reconoce como presidente interino de Venezuela, con ello otra decena de países de América y hasta la misma Unión Europea, con la salvedad de que este nuevo representante sirva de puente una contienda en condiciones democráticas.
Por su parte, para el caso de México la Secretaría de Relaciones Exteriores mexicana ha emitido un comunicado en el que confirma su respaldo al Gobierno de Nicolás Maduro e invoca los principios de no intervención y de autodeterminación de los pueblos.
Con respecto a este concepto, el no intervencionismo es la doctrina en política exterior que indica la obligación de los Estados de abstenerse o intervenir, directa o indirectamente, en los asuntos internos de otro Estado con la intención de afectar su voluntad y obtener su subordinación.
Se deriva de un principio del derecho internacional público, el principio de no intervención que establece la independencia de las naciones y el derecho de autodeterminación de los pueblos. Este principio de no intervención prácticamente equivale al de no injerencia en los asuntos internos de otro país.
Dicha doctrina, se establece que ante la existencia de gobiernos extranjeros y actividades emanadas de ellos, México no se mostraría partidario de emitir juicios al respecto. Ya que esta práctica se considera denigrante, en el principio de que menoscaba la soberanía de tales estados, pero es prudente destacar que cuando se plantea fue en el tiempo de entreguerras, donde los derechos humanos y la vida democrática comenzaba a ser una aspiración.
Sin embargo, esta expresión es importante ya que el derecho internacional público marca que un gobierno existe más allá de ser un elemento del Estado, por el reconcomiendo de otros países, entonces los países existen porque la comunidad internacional los reconoce, sino su existencia dentro de la comunidad decae.
Para el caso de Venezuela y debilitamiento del régimen de Maduro no es casualidad, ya que en la economía venezolana hace tiempo que las frías cifras no dicen nada. El país sudamericano lleva ya más de un año de hiperinflación y el Fondo Monetario Internacional (FMI) calcula que los precios subirán en un 2019 a una tasa de 1.000.000% respecto al año anterior.
Hace un poco más de un mes, se presentó un reportaje por parte de Florantonia Singer y explica con detalle qué supone vivir en una nación en el que el dinero pasa a valer prácticamente nada de un día para otro.
Ese asidero de precariedades, ha generado que la parte que en un principio más apoyó a la Revolución Bolivariana del siglo XXI, se ha trasladado el respaldo de los barrios más pobres de Caracas a las movilizaciones opositoras es una de las noticias más relevantes de los últimos días.
Ello muestra que no solo debes hablar en nombre del pueblo, sino también responderles con acciones materiales que mejoren sus condiciones, y den motricidad a su economía y bienestar.
Ante ese escenario también el propio Banco Interamericano de Desarrollo se ha manifestado con voluntad de trabajar con el Presidente Interino de Venezuela, Juan Guaidó, para asegurar la continuidad de nuestro apoyo al desarrollo del pueblo venezolano.
La comunidad mundial se hallará atenta para observar en qué concluye este proceso social, esperando siempre, que sirva para que los venezolanos vivan mejor y se detenga el éxodo que han tenido que vivir, con la aspiración de recobrar su potencial histórico de lo que fue hace apenas dos décadas, la economía más vigorosa de Sudamérica.

Pero cabe resaltar, que si al final de esto no se lleva a un esquema de participación social real, será un trago amargo hacia la autarquía venezolana, atándola a condiciones de mayor precariedad, por el aislamiento comercial.