Por Miguel Ángel Gómez Jácome
“Niñas de 15 años desnudas”, “niñas en calsonsitos (sic)”, “niñas 15 años buenas”, “niñas 15 años malas” y “niñas malas bien buenas”. Lo que podría parecer un terrible juego de palabras es en realidad el resultado de poner solamente la palabra “niñas” en la barra de buscador de Facebook. Repito, es el resultado de SOLO escribir la palabra “niñas”, así, sin agregar nada, en la barra del buscador de Facebook. Escribí la palabra no por accidente, sino después de ver un meme en el muro de una amiga que decía “Escriban ‘niñas’ en el buscador de Facebook y dense cuenta de por qué el feminismo es necesario”.
En este punto, muchas personas tal vez se puedan preguntar “y el feminismo qué tiene que ver en todo esto” o incluso pensar “ahí van otra vez con el feminismo, igual de malo que el machismo”. Esta última reflexión la he escuchado de más de una persona, desde conocidos y desconocidos hasta cercanos y familiares. Hay que decirlo, el feminismo no es el antónimo de machismo. Sin ir muy lejos y para no entrar en polémica de la fuente de la definición, vayamos a lo más básico. De acuerdo con la Real Academia Española, la famosísima RAE que siempre nos saca de dudas lingüísticas, feminismo es, en primer lugar, el “principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre”, y en segundo, el “movimiento que lucha por la realización efectiva en todos los órdenes del feminismo”. Es decir, el feminismo lo que busca es la igualdad de condiciones para toda la población, sin importar su género. Así que, si a ti te parece bien que todos tengamos las mismas oportunidades, derechos y condiciones para el adecuado y pleno desarrollo de nuestras vidas, sorpresa, eres feminista. Y no amigo, ser feminista no te hace afeminado o menos hombre.
Volviendo al punto. Al realizar este, llamémosle, ejercicio, me dio un verdadero vuelco, un disgusto tremendo, un enojo y una impotencia. La simple idea de pensar que el algoritmo del buscador de Facebook tenga tantas búsquedas en esos temas (y los que no puse son iguales) es desagradable y de miedo, pero al mismo tiempo es un reflejo de una sociedad lamentable, dañada, rota y verdaderamente preocupante. ¿Por qué preocupante? Porque lo que se ve en Facebook es también lo que pasa en la vida real en nuestro país.
Por poner un ejemplo. Una simple búsqueda de la Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres arroja en primer lugar el sitio web del gobierno federal. En él, se presenta una lista de los estados en los que se han declarado alertas de violencia de género. Al momento de escribir esta columna, hay 12 estados en los que se ha declarado esta alerta, en diversos municipios: Chiapas, Colima, Estado de México, Guerrero, Michoacán, Morelos, Nayarit, Nuevo León, Quintana Roo, San Luis Potosí, Sinaloa y Veracruz. Además, nueve estados más están en procedencia de trámite: Campeche, Ciudad de México, Coahuila, Durango, Jalisco, Oaxaca, Puebla, Yucatán y Zacatecas. Es decir, de las 32 entidades federativas, en más de la mitad hay, confirmado por las autoridades o por confirmarse, un problema grave de violencia de género.
Otro reflejo de la terrible realidad de las mujeres en nuestro país es la reciente ola de denuncias en redes sociales de ataques y desapariciones en el metro de la Ciudad de México, a los que el gobierno de la CDMX ya está llamando “jaloneos”. Hasta las últimas publicaciones que revisé, todas las historias son de mujeres: mujeres que lamentablemente experimentaron la situación, mujeres que la presenciaron o mujeres que intervinieron por otra mujer. Ninguna de las publicaciones que vi (sin ningún rigor académico, solo lo que leí) es de hombres, ni de hombres contando la historia, ni de hombres interviniendo por mujeres o por otros hombres.
Y aquí es donde viene la inevitable pregunta de “bueno, y esta búsqueda de Facebook, la alerta de violencia de género y los “jaloneos” a mujeres en el metro ¿qué tienen que ver con el feminismo?” Pues para responder a esa pregunta, basta solamente con realizar el mismo ejercicio, pero con la palabra “niños”. El resultado es verdaderamente sorprendente: “niños traviesos y chistosos”, “niños Dios vestidos”, “niños cantando”, jardin de niños gandhi (sic)” y “niños heroes de chapultepec (sic)”. La diferencia es abismal, visible, real. Y esa misma diferencia es la que, en la vida real, sigue normalizando la violencia contra las mujeres, sigue fomentando una sociedad machista, en donde los hombres no solo no conocen ni entienden lo que vive una mujer en México, sino que simplemente no lo ven. Pero como bien dicen por ahí, no hay peor ciego que el que no quiere ver.
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