ESTA CLARO que el PRI, en Veracruz, no ve la suya.

No hay, hasta este momento, suficientes indicios de que salga fortalecido con la renovación de sus cuadros, principalmente, en la Presidencia del Comité Directivo Estatal, donde se concentran todos los esfuerzos por hacer llegar a un hombre o a una mujer que sepa dirigir correctamente la tricolor.

Pareciera que hay temor, miedo a un cambio del que está obligado a realizar, después de que sus estrategias comunes, las utilizadas en décadas de gobernar, ya no le dieron los resultados deseados.

Es verdad, sin embargo, que los hombres y mujeres que ha avalado a través del tiempo, tampoco le respondieron con eficiencia, pero sobre todo con honestidad, uno de los principios que el pueblo ha reclamado permanentemente entre sus gobernantes, pero que de todos modos, algo tiene que ver la dirigencia que se durmió, quizá, en sus laureles y no previó el huracán devastador de la desconfianza popular.

Mucho se ha comentado respecto de los nuevos lineamientos que se están siguiendo para modificar el camino del Partido Revolucionario Institucional, en Veracruz, donde mucho se sugiere, pero que pocos respaldan para darle sentido a la nueva imagen priista, no a la transformación, porque este sería un proceso largo y difícil de seguir.

Decíamos hace tiempo que el PRI, debió continuar su trabajo proselitista muy a pesar de la derrota, que no debía agacharse y esperar nuevos tiempos políticos, porque esos ya no los habrá, porque todo tiende a cambiar ante las nuevas circunstancias que prevalecen en la vida política del país y del Estado.

Pero aún así, no hay acuerdos. Hay pleitos internos, que amenazan nuevamente con desbordar pasiones y que unos cuantos se aprovechen nuevamente de esta situación, tal y como sucedió en el reciente pasado, cuando el PRI, de pronto, se vio secuestrado y llevado, de la mano, a su propio despeñadero.

La reestructuración política del PRI, se ha considerado que va muy lenta, que piensa mucho para dar los pasos que se necesitan, cuando las circunstancias le están demandando más presencia, más movimiento, mas unidad para enfrentar, en breve otros procesos electorales y aunque no existieran estos compromisos políticos, el PRI, como todas las organizaciones políticas, debería mantenerse cerca de quien o quienes aún le quedan como militancia, pues si una cosa es cierta, es que nunca un partido, como se ha dicho del PRI, se queda solo, pues siempre hay quien se interese por fortalecerlo, aunque no de la manera como se esta haciendo, donde nuevamente los conflictos internos están apareciendo para restarle en lugar de sumarle posibilidades de seguir en el panorama político de la entidad.

No es nada del otro mundo enterarse que los intereses políticos serán nuevamente una razón importante que le impedirá concretar sus propias aspiraciones de fortalecimiento político. El PRI, sigue los mismos vicios de todo el tiempo y no se decide, de una buena vez, a echar para afuera a todos aquellos que le hicieron daño, que le siguen haciendo daño, porque se insiste, de esta manera, no llegará muy lejos, no estará, quizá, en posibilidades de alcanzar más posiciones políticas, porque se ha olvidado de que en la actualidad, ya tiene una seria competencia que no se arriesgará, por más errores que cometa, a dejar el poder de un día para otro.

El PRI, tiene enormes retos que enfrentar y si no hay la decisión correcta respecto de los cambios, de la reestructuración de su propio Comité, seguirá en las mismas condiciones, donde solamente lo poco que pueda ganar sea para unos cuantos, tal como ya se vio y se seguirá viendo hasta en tanto las nuevas corrientes políticos se atrevan a deshacerse de todas estas calabazas podridas que todavía deambulan en su seno, deseando que no se hagan los cambios que se requieren, porque a ellos, sencillamente, les beneficiará.

Pero, como dice el dicho, allá ellos y su mala cabeza, porque muestras de que ya no son los únicos en el escenario político, se han dado continuamente, dejando solamente vivir de sus puros recuerdos de cuando fue el famoso partido de las mayorías.

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¿Y SI AL MISMO TIEMPO en que se ataque al monstruo de la corrupción, se preparan proyectos como el Tren Maya, se enfrenta a la inseguridad y se procuran programas de creación de empleos para mantener la calma en todo el país, se ponen en practica, nuevamente, lineamientos que detengan paulatinamente el crecimiento poblacional de México?

Esta sería una buena propuesta que no se ha escuchado en estos tiempos de grandes preocupaciones por las condiciones en que se desenvuelve el país, ya que gran parte de los problemas que se padecen en todo el territorio nacional, se deben, casi lógicamente, al crecimiento desmedido de la población, lo que ha generado a través de los años que ya no se pueda cumplir, por ningún gobierno, con todos los compromisos contraídos con sus habitantes.

Hace unos cuantos años, no muchos por cierto, México, era un país de sesenta millones de habitantes, donde el gobierno no tenía que preocuparse por las necesidades económicas urgentes de todos los mexicanos, pues había empleo, alimentación, oportunidades, educación, posibilidades de recreación, sin descartar, desde luego, que había pobreza, pero que no generaba tanta violencia como en el presente, tanta desesperación por encontrar lo necesario para alimentarse, porque si vemos las cosas con calma y pensamos dos veces en los grandes problemas de México, tendríamos que voltear, necesariamente, hacia este fenómeno social que nos esta diciendo que es tiempo de parar el aumento poblacional, porque dentro de unos cuantos años, este país puede deshacerse por no tener los recursos necesarios para poder alimentar a tanta gente, de no poder procurarles la salud, la educación, la tranquilidad tan deseada ya y la posibilidad de que poco a poco se vayan generando las condiciones de una seria hambruna que concrete la advertencia de convertir al hombre en el propio lobo de si mismo con todas las consecuencias que pudieran sobrevenir.

¿Qué, acaso, esto no puede llegar a suceder en México, cuando ya se están viendo los principios de este gran problema?.

Crecemos rápidamente, pues ya las estadísticas señalan, con preocupación que México, ya tiene una población que llega a más de ciento veinte millones de habitantes y que por más que se estire, dentro de poco, no podrá responder a las demandas de tantos mexicanos.

Detener el crecimiento poblacional, es ya una mera necesidad.

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SE PRETENDE, DICEN, que en México, se dé empleo a miles de migrantes que han salido de sus respectivos países, porque no tienen qué comer.

Por cuestión de humanidad, en México, se les dará la mano ocupándolos en labores de la construcción del Tren Maya. En estos tiempos, por diversas razones, miles de hombres, mujeres y niños, están dejando su país, sus tierras, su lugar de nacimiento para poder sobrevivir, principalmente, porque en sus países no hay garantías de subsistencia, debido a sus gobiernos que se han ocupado de si mismos, pero nunca de quienes son sus gobernados.

Pero, y este es otro pero.

¿Que pasará con tantos mexicanos, que también necesitan del empleo para poder subsistir?.

Hay que recordar que también hay cientos, miles de mexicanos que están demandando del gobierno, la posibilidad de un empleo, y más ahora, que con tantos cambios en las nuevas administraciones, se están generando miles de despidos diariamente.

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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.

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