*No me salgan con cuentos…¿quieren estudiar?

*Con 200 pesos de pensión, “vivo con mucha alegría”.

“La vejez es la suma de toda la vida, milagro y nobleza de la personalidad humana”.

Alfonso Mora Chama

En su diario caminar, doña Evelia recorre las céntricas calles de Coatepec, iniciando en Abasolo en donde tiene su domicilio, continuando por Jiménez del Campillo, a veces por Aldama, paso obligado en el parque “Miguel Hidalgo”, saludando a “un chingo de amigos”, como ella misma así lo expresa…sonriente y amable, nos dedica parte de su tiempo para una charla.

-Alfonso, tiempo de no vernos. A veces me dan ganas de platicar mucho, de comentar de mi niñez y de mi juventud, sabes que salimos de Teocelo, hace ya muchos años porque la situación estaba del carajo, todos los días asesinatos, el temor de no regresar a casa, preferimos vender nuestra casa y compramos en Coatepec, en donde vivo todavía a mis 91 años de edad…en Abasolo con unos vecinos muy lindos, pendientes de mí, me siento segura con ellos, me dicen…”mira Evelia, junta unas piedritas y cuando tengas algún problema, las avientas a nuestras casas”.

-Evelia, mi paisana…te perdí de vista hace meses, me da gusto saludarte, ¿qué cuentas?

-Te digo Alfonso, existen ocasiones que dan ganas de contar a alguien lo que nos sucede…claro me siento bien, solo que anoche sentí esa soledad que nos llega, es difícil, es dura la soledad, pero también me pregunto, “Dios me ayuda porque a mis 91 años de edad, me siento bien, esty agradecida con Dios”. Tuve una juventud hermosa, como todas las de mi etapa, ilusionada y romántica…tanto así que tuve diez hijos, desgraciadamente tres de ellos murieron, y los siete que me quedaron les dije claramente:

-¿Quieren estudiar?…no me anden con chingaderas. Así como me ven, les daré estudios, – claro Alfonso, les dije que de maestro, era la más fácil y corta – desde mañana se me van a estudiar y no me salgan con su flojera.

-Cuando ellos me presentaban sus calificaciones, les decía: “Oyeme cabroncito, por qué este seis, si en la anterior calificación tenías un ocho?…los traje marcando el paso, jodidos, chingaos si me chingaba bonito como sirvienta, lavando ropa, cortando café, pero gracias a Dios terminaron bien y los siete hijos, son maestros. En esos años –añade Evelia – solo con la primaria, después con la secundaria, aceptaban estudiar para maestros, algunos ni con primaria ya eran maestros.

-¿Y tus hijos?

-Bien gracias…sabes Alfonso, en ocasiones ya como ancianos opinamos con errores, criticando a los hijos con el pensamiento y el criterio de nuestro tiempo de jóvenes, no debe de ser así…soy feliz con mi pensión de doscientos pesos…¡ de 200 pesos! pero nada me falta, vivo modestamente, en el mismo lugar a donde llegué hace muchos años, a mi lado vive una buena vecina, en el otro, por ahora nadie, ya sabes Alfonso, esos tehuanos no tienen sosiego…

-Como me decía un cura de Guadalupe, que los años podrán arrugar el rostro pero con el entusiasmo como el mío, sigue limpia mi alma…

-Hasta ahorita no tengo achaque que me deje en cama, salgo a caminar a diario, a veces con tos pero salgo a recorrer mis calles, como dice el dicho Alfonso, la persona no muere por vejez, se mueren por enfermedad, me quedan muchos años por vivir y me siento a todo dar, manifiesta doña Evelia.

-Evelia, alguna dieta, ¿nada de grasas?

-Noooo…yo tengo apetito de todo, me gusta comer carne, papada, soy muy panadera, siempre el pan en la casa, aunque dicen que la levadura en el pan hace daño, me siento bien y gracias a Dios como de todo y mi pensión me alcanza bien para mis gustos, el pago de teléfono, luz, mis hijos…son siete hijos maestros.

-Alfonso…me da tristeza que muchos de mi edad, o de menos edad, digamos de 50, 60, 80 años…con mucho dinero, ricos y millonarios, viven sí, pero están enfermos…se preocuparon más por ganar dinero, no gastarlo en diversiones o en comidas y están dando guerra a sus familias…acumularon fortuna y propiedades, Alfonso…¿sabes para qué?, sí, para que los hijos apenas muerto el padre o el abuelo, se destrozan por quedarse con la herencia…¡Pendejos!, si nada les costó. Y apenas están los rosarios del padre ausente y ellos, los hijos en los juzgados o en registro de la propiedad checando lo de la herencia, no respetan el tiempo, ni los nueve días cuando menos…

-Yo en mi caso…Evelia Bravo, les dejo a mis siete hijos la mejor herencia que es la honestidad y su carrera normalista, nada por que pelear de herencia ni propiedades, si esos padres que hicieron dinero, mucho dinero llevando una vida de miserables, no gastaron porque les dolía pagar una comida o cena, solo dejan broncas a los hijos ambiciosos que les vale madre que sus descendientes vean la deshonestidad en ellos, los pleitos incluso los retos a muerte…¿solo por una casa, un rancho o una finca?…pobres pendejos.

-Pienso que a mi edad nada me ha faltado ni me faltará, porque estoy preparada para vivir con mis 200 pesos de pensión…vivo bien, como de todo y sin enfermedades, en cambio otros, con su dinero, los llevan en silla de ruedas y se convierten en estorbo para sus hijos…yo camino derechita, sana y con la ilusión de vivir más años y como no tuve pecados en mi juventud, no estoy pagando nada vergonzoso…tengo y guardo gratos recuerdos de Teocelo, fueron años difíciles pero entiendo, tenía que salir e hice lo mejor—me dio gusto saludarte Alfonso, quedando por decirte:

¡ Cuando joven procuré vivir bien y ahora en mi vejez procuraré morir bien!.