A pesar del carácter comercial que ahora le es propio, la prensa es sin embargo, un poderoso instrumento de integración de la conciencia nacional.
José E. Iturriaga

Algo que he percibido es que la prensa es incomoda para el funcionario cuando dice la verdad, pero útil a la sociedad; por otro lado es dañina cuando lo adula y aún mas dañina cuando instiga a la diatriba.
Esta semana he leído diversos medios, revistas y mis periódicos de base, como un observador insoslayable de la vida pública de mi país; durante la Cuarta Transformación he buscado nuevos espacios de expresión, sin embargo las estructuras permanecen constantes.
Los críticos se han vuelto oficialistas y los oficialistas críticos. Lo anterior parece un proceso natural de los cambios en la nomenclatura organizacional de la vida pública. Las nitidez en la cual el alud social persiste, le continua poniendo las cuentas favorables al Presidente Andrés Manuel López Obrador, al tiempo, que los problemas públicos persisten, pero pese a ello, su popularidad continua perenne.
Sin duda, su capacidad de comunicación sencilla y llena de lugares comunes, hace que conecte de forma infalible con la sociedad, el sociólogo alemán Wolfgang Schluchter, precisaría que la sociedad mexicana ha “caído” en una especie de encantamiento.
Dicho encantamiento no es del todo malo, sobre todo cuando lo guían nobles aspiraciones. Ahora se gobierna y marca agenda desde las famosas “mañaneras” que se han convertido en eventos mediáticos que rivalizan con los programas mas importante de radio y televisión.
En este espacio se posiciona el viejo polilógismo marxista: estas a favor de México o en su contra; esta sentencia se dicta pese a que nos jactamos de tener derechos sociales como es por antonomasia la democracia, es más, el mismo George Patton mencionó alguna vez, que si todos están pensando lo mismo, significa que alguien no está, pensando.
La prensa menciona que la administración tiene claro qué hacer, pero no tienen la menor idea cómo operar. Que todos los días crece la distancia entre el sueño y la realidad (Suárez- Vélez). Para lo anterior siempre respondo que es normal, es la primera vez que muchos son depositarios de la acción pública, y que los problemas públicos no se resuelven solo con ganas, que demandan técnica, la técnica es prácticamente lo que nos ha hecho salir adelante como humanidad, ya que implica organización e institucionalización de la actividad diaria.
Mi postura frente a lo que leo, es hallar un punto donde se privilegie el diálogo, ya que esto no es una mera elección estilística, es el fundamento de la autoridad como portadora de la búsqueda de una razón justa y perfecta.
México no necesita críticos inexorables, ni apologista irracionales( Ruiz-Healy), a fin de que entre los que están a favor y no, se genere una dialéctica social, que nos lleve hacia adelante, y nos saque de este estado de inmovilidad.
Al tiempo, de que la prudencia nacional debe ser un activo importante, porque un conjunto social que es incapaz de controlar sus palabras, es también una cuerpo incapaz de controlarse a sí mismo, por lo tanto es inviable en el tiempo.
Por lo que cierro: elevemos el debate, y nuestra trayectoria como nación será amplia y próspera.