Del 21 al 24 de febrero se celebra en Roma una cumbre del Papa con los obispos presidentes de las conferencias episcopales de todo el mundo, que son 140, para tomar medidas comunes en la lucha contra la pederastia.
Antes de llegar a la reunión, es un mandato, los presidentes de las conferencias episcopales tienen que reconocer la dimensión del problema en su país y reunirse con las víctimas.
En ese marco, el pasado 10 de febrero, el presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Rogelio Cabrera López, hizo público que en los últimos nueve años han sido retirados del ministerio 152 sacerdotes por pederastia. De éstos, no todos están en la cárcel.
Cabrera López, arzobispo de Monterrey, reconoce que la cifra es un estimado ya que no existe una estadística oficial por parte de la Iglesia, porque hasta ahora cada obispo ha enfrentado por su cuenta el problema.
Reconoce que es necesario crear un centro nacional por parte de la Iglesia que recopile la información y lleve las estadísticas de los casos de abuso a menores.
El presidente de la CEM no precisó cuál es el número de las víctimas en México, pero sí dijo que en estos días se han reunido con algunas de ellas, tal como lo demanda la Iglesia antes del encuentro en Roma.
Cabera López califica a los sacerdotes pederastas como “criminales” y pide que todos los obispos al enterarse de un caso “inmediatamente informe al Ministerio Público”, para que se actúe en consecuencia.
El arzobispo debe llevar a Roma un informe sobre la situación de la pederastia en la Iglesia mexicana y también dar cuenta de sus encuentros con las víctimas.
Espera que de la reunión de Roma, es el objetivo central, surja una nueva política de la Iglesia, para evitar el problema del abuso de los menores y medidas para luchar de manera frontal en su contra.
En noviembre del 2018, durante el Primer Foro Nacional Derechos de la Infancia ante la Pederastia Clerical, se reconoció de parte de las víctimas el trabajo que últimamente ha venido haciendo la CEM.
A pesar de eso también se señaló que algunos obispos en sus diócesis continúan con la perversa práctica del encubrimiento de los sacerdotes pederastas.
La lucha en serio de parte de la Iglesia en contra del abuso de los menores exige muchos frentes de acción y uno de los más importantes es que los obispos no protejan a los sacerdotes sino que ellos mismos los denuncien a las autoridades civiles.
El Papa y los organizadores del próximo encuentro en Roma han dicho que debe haber un antes y un después de la reunión, en toda la Iglesia, con relación a la lucha en contra del grave problema de la pederastia. Ya veremos.