Con afecto a mi amigo Antonio Selem Hurtado de Mendoza.
Lamento haber conocido ya tarde a don Froylán Flores Cancela, no fui su amigo, no alcancé a construir una amistad con él, pero sí creo que me gané el favor de su consideración.
Como ya lo he dicho en otras ocasiones, conocí a Froylán gracias al profesor Leobardo Chávez Zenteno, que entre paréntesis diré que ha sido una de las personas más correctas y sencillas que he conocido en el medio periodístico de Xalapa. No recuerdo exactamente cuándo, pero ha de ver sido por 1998 o 1999, los últimos años del gobierno de Ernesto Zedillo. El interés de conocer al periodista me surgió porque quería publicar en Punto y Aparte, y porque tenía la curiosidad de conocer al legendario periodista misanteco, del que se contaban muchas cosas, pero quería “palparlo” sin intermediarios, directamente.
Total, me tomé un café con don Leobardo en un negocio que estaba en los bajos de las oficinas del OPLE y ahí le pedí al profesor que intercediera por mí ante Froy para que me hiciera el favor de recibirme en su oficina. Antes hago un paréntesis para decir que frecuentaba mucho el auditorio del semanario cada vez que venía algún conferenciante, y de paso también visité su sala de exposiciones en donde recuerdo en especial una que se montó de fotografías que hacían un paralelismo de imágenes entre las invasiones estadounidenses a Panamá en 1989 y la de Veracruz de 1914, pero cada vez que montaban algo ahí estaba, sin falta. A su vez, continuando con el paréntesis, en el pórtico de PyA había un stand en el que ponían a la venta como ganga las revistas que Froy desechaba de publicaciones españolas y colombianas (Tiempo y Cambio, entre otras), y pues ahí estaba su servidor comprando en primera fila esas lecturas que el buen Froy daba de baja, aun conservo algunas.
La cosa es que Froy me hizo el favor de recibirme a los pocos días que hablé con el profesor Chávez Zenteno, que entre líneas también diré que era un viejo fuera de serie. Me recibió como a las 11 de la mañana en su oficina del semanario. Siento que tenía curiosidad por conocer a alguien que tenía curiosidad en conocerlo. Nos sirvieron café y hemos deber estado platicando aquella primera vez alrededor de 4 horas. Lo que más le interesó de aquel encuentro fue el relato sobre la escuela primaria que el exilio español fundó en Córdoba y a la que tuve la oportunidad de asistir. Verdaderamente se interesó sobre la impactante personalidad del más emblemático maestro de aquella escuela, Antonio Bargés Barba. Froylán, por sus lecturas, era un hombre que estaba al tanto de lo que sucedía en España y el tema del exilio español por supuesto que no le era ajeno.
A partir de aquella entrevista empecé a publicar en el semanario, y se sucedieron unas tres o cuatro pláticas más, largas, de 2 o 3 horas cuando menos. La última vez que lo vi fue durante la misa que se celebró de cuerpo presente de su hija, en San José, discretamente me le acerqué cuando se disponía a abandonar el templo, comprensiblemente afectado. De verdad lamento no haber conocido más a Froy y de haberme hecho su amigo. Guardo algunas anécdotas que ya en confianza me confesó, adelanto una de la cual sería incorrecto de mi parte dar detalles. Esta es de cuando se reunía para tomar café en el Parroquia todas las tardes y a la cual asistían una serie de contertulios –discípulos- para escuchar a Froy hablar de política, entre esos parroquianos habituales había uno que le enviaban de una oficina de Palacio de Gobierno para que tomara nota de todo lo que el periodista hablaba y que, seguramente, mucho de ello saldría publicado el siguiente domingo en Glosario Dominical, columna que como todos saben firmaba con el seudónimo de Ferreiro Castelar. Este personaje, que todavía anda por ahí dando guerra en la grilla de un partido, Froy acá en confianza me confió que sabía el papel que jugaba como “oreja”, pero que le hacía el juego con borregos para que fuera a mal informar a su patrón en Palacio.
Don Froylán era un tipo con mucho sentido del humor, divertido, elegante, un seductor de la palabra, de una plática envolvente, amena y las más de las veces picosa, un periodista con mucha categoría profesional y humana.
Descanse en paz.
gama_300@nullhotmail.com @gonzalezga