«El gobierno actual quiere subordinar las decisiones económicas a las políticas. Suena bien y es lógico en su perspectiva, pero no hay nada más pernicioso para la inversión que las decisiones políticas. La decisión va donde existen reglas claras y confiables, no donde los políticos cambian las reglas o las subordinan a sus preferencias políticas. Por eso fue tan dañina la decisión sobre el aeropuerto. La inversión privada no responde a discursos ni a peticiones, lo único que requiere es certeza, eso que llaman «confianza», que no es otra cosa que el convencimiento de que las reglas del juego serán las mismas el día que se invierte que cuando entrará en funcionamiento el proyecto». Lo escribe Luis Rubio en «Reforma».