Nos encontramos este martes en el banco a una prestigiada y querida abogada universitaria que se encuentra entre los más de 300 aspirantes a ocupar una vacante en el Tribunal Superior de Justicia. Le preguntamos si contaba con un «padrino» que la apoyara y nos respondió «mi único padrino es Dios, además de mi currículum, mi imagen pública y mis conocimientos». Y es que desafortunadamente, desde hace muchos años en Veracruz, y seguramente en todo el país, no basta que tengas las características citadas, si no cuentas con un «padrino» que te apoye o no perteneces al grupo de quienes están en el poder, ninguna posibilidad tienes. ¡Qué triste!