El olor del campo, es el olor a vida. El olor del campo, es el olor señorial de la flor de la canela. El olor del campo, es el olor a sándalo, a maguey, a cedro, a pino, y a guayacán. El olor del campo, es el olor a bugambilia, a tuétano de mango, a naranja cucha, a berenjena, a sandía, a pipiana, a tomate ojo de venado, a calabaza y a tecomate. El olor del campo, es el olor a risa, a veces a llanto, huele el campo a la voz del arroyo, a humedad de las hojas caídas en otoño, a higuera, a coyote, a gato montés, a chabacano, a epazote, a zanate y flor de muerto. El olor del campo, es el olor a choquilla de la nahuyaca, huele a el ala de faisán, a pato gallareta, a becerro tierno, olor a tábano, olor a ponche de cabañuelas, olor a ruido de la caída de un ramaje, a zacate pangola, a gallina ciega, a mandril, a perejil, a yerbabuena y a agua fresca de pilancón. El olor del campo, es el olor a estrella, a luna, a sol, y a lucero. Huele el campo a rocío, a mujeres hermosas, a pastores de rostro duro. Huele el campo a fornitura, a machete, azadón, huele a piedra de sabiduría, a zorro, a diminuta araña, huele a pescado, a gaviota, a grulla, a camino de arándano, a vainilla y a pera. Huele el campo a sacalenguas, a suave amituya, a pecho catrín de pavo real, a iguana y a tilcampo, a maíz, a rata, y a rosa de castilla. El olor del campo, es el olor a poema, a leyenda, a pozo y a cazuela, a copal, a santo, a respeto y a fe, a empeño, esperanza, huele a presente y a futuro promisorio, a sueño, huele a boca de llano en llamas, huele a cañada, a vertiente, a húmedo muro, huele a planicie, a vulva de coco, a llanura y a montaña. Huele el campo, a ruana, a borrego y a tepetate, huele a peyote, a tepegua, huele a mirada enamorada, a búsqueda de calor de piel, a beso romántico, a fugaz doncella, olor a menjurje, a espina de zarzal, a humeante café de pepena, huele a grillo, a rayo de luz en la penumbra, huele a cortina blanca de hielo seco, huele a miedo, a reto, a cresta de pájaro, a quebrantahuesos, a comprensión, a espuma de pochote, huele a retablo, a chinchilla, a chalahuite, a fresa, a tortilla de comal, olor a mora y a capulín, olor a bocanada de humo, huele a zorrillo, a hiena y a pomarrosa, a pomada y a ceniza, a cacahuate y a paxtle, a hongo, a yerbadulce, a centella, a vendaval, a palmito, huele a reboso y a peineta. El olor del campo es aliento huracanado, huele a sentimientos nobles, a justicia, a verdad, a permanencia en este mundo. En el campo no solo se vive, vivir es un deber, no un querer. Podría pasar la vida entera observando la montaña, viendo el pelambre del potrero, sintiendo el correr del agua, oyendo el canto del pájaro de las cuatrocientas voces, sintiendo el calor del brasero y el olor del grueso de la leña, recargando las emociones sobre las arrugas de la tierra porosa, tocando los colores del arcoíris. Lamentablemente el olor del campo está en terapia intensiva. Gracias Zazil. Doy fe.