Este año hay varias fechas y hechos que hay que celebrar –habrá quien se conforme con conmemorar-, que bien valen la pena que se traigan a cuento por su trascendencia a nivel de la cultura universal.

Antes de entrar en materia, el lunes pasado, el cronista de Coatepec, J. Martín Blázquez Ojeda, temprano por la mañana me mandó un mensaje vía WhatsApp para decirme que iba a estar alrededor de las 10 A.M., en una estación de radio de la región, un reconocido historiador comentando acerca del contenido de la carta que envió el presidente López Obrador al rey de España. Agradecí a Martín el tip y en punto de la hora busqué por internet la estación radial.

Atento me dispuse a escuchar los puntos de vista del historiador, el que, palabras más, palabras menos, le dio a su charla un enfoque localista respecto a los efectos que la “conquista” dejó en la región, en donde de acuerdo con su versión, de la cual no tengo la menor duda, los pobladores nativos fueron esclavizados por los españoles y fueron obligados a trabajar en labores tales como la construcción de los caminos reales, de algunos de los cuales todavía hay vestigios en la región, aunque no estoy seguro que daten precisamente de aquellas épocas. Pero más allá de este enfoque, lo que me llamó la atención es que el historiador al hablar del proceso de la “conquista” trajo a cuento los que según su plática fueron algunos de los agravios y perjuicios que los españoles trajeron a esta parte del continente conocida como Mesoamérica, al menos.

Hasta ahí me parece que la disertación era correcta en términos informativos, el problema comenzó cuando el historiador empezó a asumir los agravios y perjuicios como suyos de él, es decir en carne propia y a decir “es que los españoles NOS TRAJERON LA VIRUELA, por ejemplo, en América no había ese tipo de enfermedades virales hasta que llegaron ellos… ¡Caray…! ¿NOS trajeron…? Yo no sabría entonces si asumirme, de acuerdo con la versión del historiador, como mexicano (mestizo), español, criollo, saltapatás, mulato o indígena ¿Porque qué somos entonces…? Yo creo que no somos ni indígenas ni españoles, somos sencillamente mexicanos aunque algunos tengamos más sangre indígena o al revés, española, italiana, árabe, judía, etc.
Pero, bueno…

Yendo al tema central de esta columna, ahí les van las fechas que se conmemoran este año: La primera, el próximo 2 de mayo se conmemoran los 500 años de la desaparición del genio florentino, nació un 15 de abril de 1452, en Vinci, Florencia, Italia, exactamente 40 años antes de que la historia decretara el fin de la Edad Media. Multifacético, zurdo, con estrabismo, iletrado, hijo ilegítimo, disléxico, bipolar y con déficit de atención, ¡ah!, y Freud decía –algo le ha de ver sabido- que era homosexual lo que digo libre de cualquier prejuicio porque, ya lo he dicho otras tantas veces, es una condición humana como cualquier otra. Como naces niño, puedes nacer niña, homosexual o lesbiana.

Algunas de sus obras más conocidas son ‘La última cena’, ‘La Monalisa’, ‘Salvador Mundi’, ‘La dama del armiño’ y el ‘Hombre de Vitruvio’, este último genial estudio de anatomía física del cuerpo humano.

La segunda, el novelón de ‘El Padrino’ de Mario Puzo, el escritor neoyorkino que ganó celebridad mundial con esa novela sobre la mafia italiana de New York del siglo pasado. Qué se puede decir del jefe del crimen organizado que no sepamos, la siniestra ‘Cosa Nostra’, cuya lectura nos atrapó por la forma tan natural, descarnada, magistral y hasta encantadora con la que Puzo describió a unos delincuentes que del bajo mundo pasaron a vestir camisas de cuello blanco, que controlaban el negocio de la prostitución, de las drogas, de los casinos en Las Vegas, hasta la protección y el tráfico de influencias en los más altos niveles de la política norteamericana y del Vaticano también.

‘El Padrino’ hizo inmensamente rico a Puzo porque aparte de la novela que se vendió por millones, se llevó un porcentaje de lo recaudado por la saga de la célebre familia de origen italiano, los Corleone y que dirigió Francis Ford Coppola. Todo quedó entre italianos, aunque en el reparto hubo de todo.

Y la tercera, también este año se celebran 500 años de la primera circunnavegación a lo largo del Globo Terráqueo. Platico esta historia y se me viene a la mente mi profesor de sexto año, José Bargé Barba. La historia reconoce al portugués Fernando de Magallanes y al vasco Juan Sebastián Elcano el mérito, que concluyó el navegante español. La expedición estaba formada por cinco naves que partieron de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) el 20 de septiembre de 1519, con una tripulación de 239 hombres de distintas nacionalidades. Magallanes murió en una batalla en las Filipinas, por lo que la expedición la concluyó Elcano un 8 de septiembre de 1522, después de una travesía aproximada de 14,460 leguas y 18 tripulantes sobrevivientes.
Esta travesía ha sido reconocida como una de las hazañas marítimas más portentosas en la era de los descubrimientos mundiales.

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