*Del presidente Harry Truman: En mi escritorio tengo un lema que dice: “La pelota se detiene aquí”. Camelot.

EL DEPORTE Y LOS DINEROS

En la página 10 del Diario de Xalapa, me entero que el gobernador Cuitláhuac García Jiménez, ahora que el Veracruz descendió en futbol a otra división, dijo que revisaría el Comodato de Los Tiburones Rojos de Veracruz. Porque el estadio, y al parecer el nombre, son propiedad del gobierno de Veracruz. Lo muy cierto es que, en esta época que nació con dolor y que ha convertido el presidente AMLO en una Pobreza Franciscana, se defienden, mucha gente va a sentir el frio de no tener dinero, ni empleos, desde aquellos a quienes perdieron el trabajo: Issste, Sat, Sector Salud en Veracruz, llegó como una barredora la 4T, porque estos son tiempos de austeridad republicana, que pasarán a Pobreza Franciscana. Y como esos frailes apenas tenían para comer y una túnica para taparse y unos huaraches para caminar, pues así nos veremos en este México lindo y qué herido. Me imagino que los deportes en nuestro país para sobrevivir tienen apoyos económicos de los gobiernos o universidades. Al menos así ha sido en el pasado. Cuando Herrerías tenía el equipo, a gritos y mentadas de madre en el palco del gobierno, profería insultos en contra de Everardo Sousa Landa (qepd), secretario de Desarrollo Económico, un hombre bueno, de las gentes de confianza del gobernador del canal de las estrellas, porque no había recibido el Diezmo gubernamental. Se ignora, aunque sospechamos, porqué causa Herrerías se hizo del 80 por ciento de ese equipo tiburonero, el otro 20 por ciento era del gobierno de Alemán, al irse un día todo encabronado y con su forma de ser, declaró que el gobierno de Veracruz aportó solo 301 millones de pesos, cuando él solito le metió 60 millones de dólares. Al terminar ese gobierno, el nuevo se ordenó que lo primero que harían era ir a desmantelar ese palco que, cerrado estaba y con aire acondicionado, adonde llegaban los fifís de aquel tiempo. Puertas abiertas para el pueblo. Todos los gobernadores, en una y otra forma, apoyaron a los equipos de futbol. Al parecer, Chikiyunes, cuando alcalde, también apoyó a Tiburones. Ahora hay que persignarse como Franciscano y rogar a Dios que los patrocinios comerciales aguanten, porque este gobierno, que entra en crisis y con poco crecimiento, cuando los pronósticos de crecimiento son bajísimos, seguro poco aportarán, veremos que cuando se toque a esas puertas, dirán: ¡No hay! ¡No hay!, como aquel Héctor Suarez en la comedia televisiva. El equipo, aparte de las revisiones de comodato, necesita apoyos y hay que apoyarles, es bueno que gobernador Cuitláhuac se reúna a conocer este asunto, a menos que vayan perdiendo las cosas de los deportes, como se han ido perdiendo.

EL BEISBOL DE LOS MANSUR (EL AGUILA)

Una vez, cuando iniciaba el gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares, en la afamada ciudad de Woodland, en Texas, tomé un café con José Antonio Mansur, dueño del equipo Águila de Veracruz, cordobés, hijo de esa leyenda llamado Chara Mansur (qepd). Intentaba abrir las puertas de su paisano, quería una cita con el gobernador para explicarle todo lo del béisbol y el equipo. Woodland estaba en el GPS de las ciudades malditas para el gobierno entrante, pues allí el exgobernador JDO había comprado unas cuantas, y a Mansur lo relacionaban, pues uno de sus hijos había sido Secretario de Desarrollo Económico de ese gobierno. Allí me comentó, en ese café de Starbucks de la calle Pinecroft Center, que ellos habían invertido pero desde hace años, en 2005 y 2008 se hicieron de todas las casas que adquirieron, pues la mayoría las rentaban. En esos días inciertos, hasta el periódico Reforma le concedió una entrevista. Uno recordaba en aquel tiempo que su padre, el legendario Chara Mansur, así era, inversionista en bienes raíces, fue el cordobés que inició el nacimiento de Rancho Viejo Resort and Country Club, en Brownsville, Texas. Eran matados aquellos viajes, no había Viva Autobús ni vuelo alguno, le pedaleábamos 12 horas para llegar por carretera: Veracruz-Tampico-Soto la Marina, Estación Manuel y mi Matamoros querido, no había la delincuencia de hoy. Hablo de hace 40 años. Un día Chara llegó y compró y los cordobeses, cuando conocieron ese sitio, se hicieron de casas y casas y casas. En Brownsville me lo encontré en la tienda Sams, donde íbamos todos por el súper, platiqué con él y me hablaba de invertir no solo en residencias, en unos juegos de agua que ahí quería poner, era un buen viejo, querido y admirado, inversionista y beisbolista de toda la vida. Woodland era diferente, a treinta minutos del aeropuerto de Houston recorriendo sus grandes autopistas, no como las porquerías nuestras de Capufe, ahí la vida era entre las arboledas y la vegetación y los campos de golf, el olor a pinos y de vez en cuando mirar cuando se atravesaban por las noches los venados y tejones y el olor a los zorrillos, que llegaban en busca de comida. Ignoro si Mansur logró hablar con el gobernador. Lo que sí supe fue que, al poco tiempo, se llevó al equipo El Águila de Veracruz a jugar a los dos Laredos, creo que le ha ido bastante bien, o más o menos ahí va, yo que poco sé de béisbol y al único equipo que me gusta ver es a los legendarios Yankees de Nueva York, eso cuando ando de paseo por Manhattan, porque el béisbol lo es todo: No hay nada más serio que el béisbol, todo lo que necesitas saber está allí: tiene éxitos y fracasos, momentos de compañerismo y momentos de soledad, y tiene un fin, no un reloj, como en otros deportes, sino tiene un fin.

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