*Si nos quitan la música, la vida carecería de color. Camelot.
MUERE ALBERTO CORTEZ
Es cierto que cuando un amigo se va, queda un espacio vacío. Él era un amigo de muchísimos fans. De toda la gente a la que cantó una generación, que no va a olvidar Mi árbol y yo, En un rincón del alma y muchísimas canciones de aquella época. Como la del perro que era Callejero por derecho propio. Le cantó al mundo, como le siguen cantando Serrat y Sabina y Raphael y Julio y tantos de su época, amigos del canto y de la vida. Argentino, pero más español del mundo, Alberto Cortés dedicó buena parte de sus 79 años a la música, al canto, porque sin la música no somos nada, solo un pueblo triste. Si no hay música, la vida pierde sentido. Abro el diario El País. “Alberto Cortés empezó a tocar el piano a los seis años y a componer canciones con doce: su primera pieza fue Un cigarrillo, la lluvia y tú, interpretada por numerosos artistas. Su carrera, larga y exitosa, se desarrolló a ambos lados del Atlántico. Trabajó con su amigo Facundo Cabral, con Joan Manuel Serrat, con María Dolores Pradera y con muchos otros. La muerte le llegó el jueves a las 3 de la tarde, por una insuficiencia cardíaca tras una hemorragia gástrica, en el Hospital Universitario de Móstoles: tenía 79 años y varios conciertos programados en Latinoamérica. José Alberto García Gallo, su nombre real, nació en Rancul (La Pampa) el 11 de marzo de 1940. Vendió millones de discos con canciones como El abuelo, En un rincón del alma, Cuando un amigo se va, A partir de mañana o El callejero, publicó libros y poemarios, actuó ante multitudes y obtuvo premios como el Grammy Latino a la Excelencia (2007) y la Medalla de Oro al Mérito Artístico en España. Se hicieron célebres sus dos espectáculos de música y humor junto a Facundo Cabral, Lo Cortez no quita lo Cabral y Cortezías y Cabralidades. Las condolencias se sucedieron en cuanto se conoció su muerte. El concierto que tenía programado en Puerto Rico fue reconvertido en un homenaje. Joan Manuel Serrat dijo que Alberto Cortez perduraría en la memoria. Presidentes y ciudadanos comunes, amigos y admiradores, emitieron mensajes. Coincidían en lo esencial: Alberto Cortez fue un hombre de una inmensa humanidad”. Descanse en paz. Gran cantante y músico.
CUANDO UN AMIGO SE VA
Cómo nació aquella canción, Cuando un amigo se va.
En una entrevista al diario El Mundo de España, Alberto Cortés, contó la historia:
Le preguntaron:
¿Cuando un amigo se va… ¿Cuántos tizones tiene encendidos?
Respondió:
«Muchísimos. Mucha gente ignora que el mejor amigo que tuve en mi vida fue mi padre. Él compartió, desde que yo era un niño, su vida conmigo y todo lo que un amigo puede compartir con otro. Y cuando él falleció, a mí me falleció el mundo. Recuerdo que aquella noche yo estaba actuando en Madrid en una sala. Y no sé si canté, lloré, grité o escupí. Lo que sí sé es que al terminar la actuación, salí a caminar por Madrid, que estaba en una noche límpida pero que a mí me pareció que estaba llena de bruma porque lo único que tenía eran lágrimas. Y cuando regresé al hotel escribí los versos de Cuando un amigo se va. Después ya me senté al piano cuando lo tuve muy cerca y terminé escribiendo la canción».
ARTURO PEREZ REVERTE
Arturo Pérez Reverte es un escritor afamado. Nacido en Cartagena, España; 25 de noviembre de 1951, escritor y periodista español, miembro de la Real Academia Española desde 2003. Antiguo corresponsal de RTVE y reportero destacado en diversos conflictos armados y guerras, es el autor, entre otras, de la saga Las aventuras del capitán Alatriste. Muy leído, biógrafo, escritor de novelas, máximo vendedor de libros, premios por doquier. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Ejerció como reportero de guerra durante 21 años. Es un gusto leerlo los domingos en Milenio. Hace unos días se enfrascó en el duelo de La Conquista y tundió al presidente AMLO, pero quien esto escribe rescató una de sus primeras andanzas en el periodismo. Va:
EL PERIODISMO
Hace unos días, este periódico (El Mundo) premió a Arturo Pérez-Reverte. Como agradecimiento, regaló a la profesión periodística un manotazo que el auditorio aceptó sin rechistar. Contaba el escritor que cuando tenía 16 y frecuentaba el diario La Verdad de Cartagena para ganarse algún día la vida como reportero, su jefe le pidió que entrevistara al alcalde, algo que le aterró. Así lo recordó: «El veterano me miró con mucha fijeza, se echó atrás en la silla, encendió uno de esos pitillos que antes fumaban los viejos periodistas, y dijo algo que no he olvidado nunca: ‘¿Miedo?… Mira, chaval. Cuando lleves un bloc y un bolígrafo en la mano, quien debe tenerte miedo es el alcalde a ti’».
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