El estigma de la actualidad: la deshumanización. Y si me apuran, pronto ni eso sabremos qué es, puesto que vamos derechito a la desaparición. Con agujero negro o no –sin albur-; con Marte o la Luna, vivamos donde queramos vivir, si se logra, parece que la huella es la depredación. No me digan que no se han dado cuenta, si a la vuelta de la esquina nos vislumbra la oscuridad, y hay quienes optan por ella, por la ceguedad, sin percatarse de la luciérnaga que alumbra el camino, frente a nuestras narices.
Cierto: se realizan esfuerzos para salir del atolladero económico, social, político, cultural, pero resultan insuficientes, y son pocos los preocupados y realmente los ocupados por rescatar al mundo, ni hablar de México. Según la FAO, para lograr erradicar el hambre se requiera una inversión de 265,000 millones de dólares anuales. ¡Caramba! ¿Y de dónde, apá? Dinero hay, dicen, pero la indiferencia, la ambición, la voracidad, el canibalismo acrecientan las desigualdades.
Pero no hay problema, sálvese quien pueda. En México, según el INEGI, la esperanza de vida es de 75 años, cuando en 1930 era de 34 años. O sea, vamos pa’ adelante. Sin embargo, a estas alturas –más bien bajezas-, nuestra esperanza de vida la arriesgamos todos los días, a cualquier hora, en cualquier lugar. Ahí están las estadísticas, nadie está a salvo, ni chicos ni grandes, ni mujeres ni hombres, ni… Quizás sólo una élite de la sociedad que hasta escoltas y guaruras le proporcionan (seguridad fifí). Los jodidos mexicanitos, que se jodan aún más. Y no veo por donde la cosa cambie, antes bien seguiremos chingándonos los unos a los otros.
Ante este panorama, muchos ya andan soñando, queriendo concretar sus sueños, y despertar en Marte. Vivir allá, y empezar de nuevo. ¿Empezar qué, para terminar qué?
Mae Jemison, ex astronauta estadunidense, hace unos días expresó: “Cuando la gente dice ‘salvemos la Tierra’ se equivoca. No se trata de salvar la Tierra, se trata de asegurarnos que no sigamos dañándola hasta el punto de que no nos pueda acoger”, y añadió: “Tenemos que ser muy claros, tomar conciencia de ello: la Tierra no nos necesita, nosotros necesitamos a la Tierra. Y a pesar de mis ganas de ir a Marte, no es un plan B para nuestra civilización y nuestra especie”.
Aquí me quedo, aunque me lleven los pingos.
Los días y los temas
Recuerdo que Chavelita Vargas alguna vez dijo que se quería morir un lunes, “para no fregarle el fin de semana a nadie”. En otra ocasión afirmó: “Moriré un lunes, el día más aburrido, pero no quiero cruces ni llantos. Que dejen descansar a la Vargas”.
Digo, por aquello de la resurrección.
De cinismo y anexas
Pa’ la Semana Santa, del micorrelato “El pez”, de Ramón Gómez de la Serna: “El pez más difícil de pescar es el jabón dentro del agua”. ¡No se me ahoguen!
Ahí se ven.
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