Fue en 1931, el 11 de febrero, cuando la actriz, promotora cultural y escritora mexicana Antonieta Rivas Mercado se dio un tiro en el corazón, en la catedral de Notre Dame de París.
Ella era una mujer de gran cultura e impulsora de arte en México. Hay quienes afirman que la cultura en el país de principios del siglo 20 fue, en gran medida, una muestra del gran interés y la personalidad de Rivas por este rubro.
Ella fundó La Sinfónica Nacional, el Teatro Ulises y además fue mecenas de grandes intelectuales de la época, como el pintor Manuel Rodríguez Lozano, Diego Rivera y el filósofo José Vasconcelos, con éste último tuvo un tórrido romance que terminó en tragedia.
Antonieta Rivas nació en la Ciudad de México en 1900. Su nombre completo era María Antonieta Valeria Rivas Castellanos y fue la segunda hija del matrimonio conformado por el arquitecto Antonio Rivas Mercado (1853) y de Matilde Cristina Castellanos Haff (1869).
Desde muy pequeña Antonieta recibió la mejor educación para una mujer en esa época y practicó la danza. A los ocho años viajó a Francia con su padre y tuvo la oportunidad de dedicarse de forma profesional al ballet en la Ópera de París, pero su padre rehusó puesto que no quería dejar a su hija sola en París. Antonieta aprendió a hablar inglés, francés, alemán, italiano y griego.
La herencia y el amor por la cultura de esta mujer inteligentísima le viene de parte de su padre, el famoso arquitecto y escultor Antonio Rivas Mercado, quien saltó a la fama luego de realizar la Columna de la Independencia y la Victoria que la corona, mejor conocida como el Ángel.
Gracias al impuslo de sus padres, Antonieta creció en un ambiente muy cercano al arte y aprendió música y danza desde niña. Sin embargo su vida personal estuvo marcada por grandes desencuentroas y tragedias y culminó en un suicidio en esta catedral que es emblema de París y del mundo.
Si interés por las humanidades salieron a relucir muy pronto en su vida, pues pronto se convirtió en actriz, mecenas, escritora, promotora cultural, defensora de los derechos de la mujer y activista política. En fin, ella se volvió un icono en la cultura universal del siglo 20.
El 27 de julio de 1918, a los dieciocho años, se casó con Albert Edward Blair (1890), un inglés que desde los 10 años residía en los Estados Unidos. Blair tiene inclinaciones conservadoras y participa en la Revolución Mexicana por ser amigo de los madero. El 9 de septiembre de 1919 nació el hijo de ambos, Donald Antonio. A fines de 1921, el matrimonio vivió en un Rancho de los madero en San pedro de las Colonias en Coahuila, en donde Antonieta llevaba una vida campestre. El matrimonio no funcionaba, por lo que Antonieta regresó a su casa paterna en donde aún vivían sus hermanos Amelia y Mario.
Cuando el secretario del educación en México, José Vasconcelos, de quien fue compañera sentimental en los años de 1928 y 1929, se lanzó como candidato a la presidencial del país, Antonieta se convirtió en una gran impulsora y su mano derecha.
Al ser derrotado Vasconcelos (por un escandaloso fraude electoral en su contra), Rivas Mercado se exilió sucesivamente en la ciudad de Nueva York y luego en París, en donde trabajó como escritora y periodista.
Sin embargo, fue en este país en el que tuvo un trágico final: Se suicidó el 11 de febrero de 1931, dentro de la Catedral de Notre Dame con la pistola que Vasconcelos siempre llevaba consigo.
Este hecho inspiró la cinta México-hispano-francesa Antonieta, dirigida por el español Carlos Saura y con la actriz francesa Isabelle Adjani en el papel principal.
La idea del suicidio había estado en su cabeza en dos o tres ocasiones, sin embargo, la situación amorosa con Vasconcelos empeoró la cadena de sucesos que arrastró desde los 25 años, en un escrito de 1930 que intituló “Páginas arrancadas” Antonieta escribe: “He querido matarme, fue vano. Dios no me hubiera perdonado, es pecado, pero de todos modos he pecado porque si vivo es por cobardía. No tuve valor. Pero ya que no puedo vivir y que no puedo morir, Señor Dios Santo, ten piedad de mí, haz que pierda la razón (…) Yo estaba a la orilla del mar y mis palabras provocaron una ola grande, furiosa, que me levantó. Desde entonces no he vuelto a pisar tierra firme. Y no tengo valor para morir, es tan difícil morir…”.
Antonieta tenía 31 años, mientras ella trataba de suicidarse su hijo la esperaba en una pensión de Burdeos. Durante muchos años el nombre de Antonieta fue bloqueado de la sociedad mexicana y de su propia familia.
Poca información fue publicada en París, “la mexicana que se suicida en Notre Dame”, se tuvieron que hacer rituales de purificación en el lugar del suicidio, el cuerpo de Antonieta fue enterrado en París en el cementerio Thiais con pocos asistentes. Dolores Pani, esposa del Cónsul en Paris Arturo Pani, escribe a Amelia Rivas Mercado, la menor de las hermanas:
“Quise ver a Antonieta para más tarde poder preguntarle a usted cómo estaba: estaba muy bonita, perfectamente arreglada, parecía que dormía, era tal el aspecto de paz y tranquilidad que tenía. El entierro estuvo muy decente; ella iba materialmente cubierta de flores y fue rodeada de mucho cariño por los que la acompañamos”.
José Vasconcelos escribe a Arturo Pani: (16 de febrero 1931) “Le dirijo la presente para expresarle mi más vivo agradecimiento por la manera discreta, caballerosa y generosa con que se ocupó usted del doloroso asunto de Antonieta (…) en este caso el caballero está por encima de todo funcionatismo (sic)”.