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La Jornada / Armando G. Tejeda, corresponsal

La crisis abierta por el proceso independentista en Cataluña, la corrupción y el auge de la extrema derecha fueron algunos de los temas recurrentes en el primer debate entre los cuatro principales aspirantes a gobernar España, de cara a las elecciones generales del próximo domingo. El intercambio de ataques y recriminaciones puso en evidencia la ruptura entre dos grandes bloques: el de la derecha, representada por el Partido Popular (PP) y Ciudadanos (C’s) y el de la izquierda, del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y Unidos Podemos (UP).

En la sede central de Radio Televisión Pública Española (RTVE) se celebró el primero de los dos debates que protagonizarán los cuatro candidatos: el socialista y presidente del gobierno, Pedro Sánchez; el nuevo líder del PP, Pablo Casado; el aspirante de C’s, Albert Rivera, y Pablo Iglesias, de UP. El encuentro se llevó a cabo a pesar de las dificultades que puso el aspirante socialista, quien va de líder en las encuestas, y rehuyó hasta el último momento su participación. Sólo cedió tras una dura campaña mediática y política en su contra.

El debate se dividió en cuatro bloques, con un minuto de presentación y uno de salida para cada candidato. Los temas acordados por los propios representantes de los partidos políticos y los periodistas de la cadena RTVE fueron política económica, fiscal y empleo; política social, pensiones e igualdad; política territorial y finalmente los pactos postelectorales.

El favorito y el más atacado

Pedro Sánchez, en su condición de favorito, fue también el que más ataques recibió durante los 100 minutos que duró el debate; tanto de los partidos conservadores, que le recriminaron sus supuestos pactoscon las formaciones independentistas, golpistas y bilduetarras (según sus propias palabras); como desde la izquierda de Pablo Iglesias, que lo acusó de no ser de fiar y lo emplazó en numerosas ocasiones a despejar la duda de si está dispuesto a pactar con otra formación política que no fuera la suya, en este caso con C’s.

Sánchez intentó evitar el cuerpo a cuerpo con el resto de candidatos y explicó en tono pedagógico que su llegada al poder hace sólo 10 meses se debió a una histórica moción de censura, a la cual se congregó una amplia mayoría del Congreso de los Diputados con un solo objetivo: expulsar al PP y al entonces gobierno de Mariano Rajoy de las instituciones por los gravísimos casos de corrupción que afloraban en los tribunales de justicia.

Además, defendió los grandes y profundos cambios que ha logrado hacer en estos 10 meses, a pesar de contar sólo con 85 diputados de los 350 que forman la Cámara, donde la mayoría absoluta se conforma con 176. Entre los logros que enarboló destacaron la recuperación del poder adquisitivo de las pensiones, el aumento del salario mínimo interprofesional, la reforma a la ley hipotecaria para facilitar la vivienda a los más jóvenes y los arrendatarios, varias iniciativas para fortalecer la actual legislación en contra de la violencia de género, para erradicar los vestigios de la cultura machista.

El candidato socialista también alerta en al menos cuatro ocasiones del riesgo real de que el auge de la extrema derecha de Vox –el quinto partido en liza, pero que no estuvo en el debate por la prohibición de la Junta Electoral Central– logre meterse en las instituciones a través de un pacto entre lo que llamó las tres derechas.

El debate en RTVE fue el primer asalto, a la espera de que lo ocurra la noche de este martes, cuando los cuatro candidatos se volverán a enfrentar, pero ahora en una televisión privada (Atresmedia), con un formato menos rígido, en el cual habrá más espacio a la interpelación directa y a las provocaciones o cuestionamientos espontáneos de los periodistas.